Descifrando el “no se qué” que se le adjudica a Buenos Aires
Claro que Buenos Aires tiene algo difícil de explicar. Ya en 1910 le costaba a los extranjeros describir nuestras costumbres o que prefiriéramos viajar a París antes que a Tucumán y que, sin embargo, fuéramos patriotas hasta la médula.
Contradicciones de una metrópolis naciente con terrenos mas caros que los de París. Para los ojos de los visitantes, el aspecto de las calles de Buenos Aires era categóricamente europeo pero con una profusión inusitada de cafés en todos los barrios a pesar de tener por ritual cotidiano el mate.
Menuda tarea la de tratar de explicar ese “no se qué” de La Reina del Plata pero, al menos, intentaremos rescatar su belleza arquitectónica que la vuelve única e irrepetible
Tiene a Parque Chas con sus calles paralelas que se cruzan. Podemos destacar la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, el edificio mas antiguo, que sigue con su misión desde 1799.
Tiene extremos, como los chalecitos del barrio ferroviario inglés de Barracas y las torres de cristal de Catalinas. 
Vayamos a la residencia actual del Embajador de Bélgica. La Residencia Tornquist fue construida en 1928 y es obra de Alejandro Bustillo. Es considerada uno de los mejores ejemplos de clasicismo francés y se integra perfectamente al estilo de Palermo Chico. 
Su fachada es totalmente simétrica y tiene todos los elementos y la distribución propia del academicismo.
En Juramento 2291, podemos encontrar el Museo de Arte Español Enrique Larreta que es el envoltorio perfecto para la colección de obras que abarcan desde el medioevo hasta principios del siglo XX. Se trata de una casa de arquitectura neocolonial que fue la residencia del escritor argentino Enrique Larreta. Tiene un increíble jardín de estilo andaluz que roba suspiros.
Si llegamos hasta la Plaza de los Dos Congresos, vamos a ver el edificio "Presidente Dr. Raúl Ricardo Alfonsín" donde hoy funciona la Auditoría General de la Nación (Avenida Rivadavia 1745).
El edificio fue levantado entre 1924 y 1927 para alojar al Instituto Biológico Argentino. Tiene inspiración directa en la “Torre dell’Orologio” de la Plaza San Marcos con un reloj de autómatas y campanario muy similar al veneciano y despliega una versión ecléctica del neorrenacimiento italiano. Una verdadera joya.
Y tiene un Obelisco, entre lindo y feo, construido en sólo 31 días y que fue salvado de ser demolido para convertirse para siempre en el símbolo de Buenos Aires.
Todo esta mezcla de estilos conforman el “no se qué” que da que hablar a los viajeros.
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