Derechos que se violan al por mayor
La decisión de Guillermo Moreno de prohibir la venta de diarios de la empresa Clarín en el Mercado Central ataca un amplio repertorio de derechos constitucionales.
Viola la libertad de prensa porque incurre en censura, vulnera el derecho a la información de los ciudadanos y su derecho a elegir lo que quieren leer. Asimismo, arrasa los derechos a trabajar y a comerciar. En una palabra, atropella de manera flagrante distintas normas de la Constitución Nacional y viola un específico tipo penal. Es uno de los mayores agravios cometidos contra la prensa y los derechos ciudadanos desde la vuelta a la institucionalidad democrática y republicana en 1983. Todo a la luz del día, por orden de un alto funcionario nacional y la pasividad de la presidente y sus ministros frente al inusitado desborde de poder.
Los desplantes de Moreno son conocidos, pero en este caso sobrepasó los límites. Una investigación publicada en el diario Clarín el pasado 4 de julio que daba cuenta del estado de abandono en que se encuentra el predio, disparó la furia del iracundo funcionario, quien ordenó clausurar los dos kioscos de ventas de revistas que funcionan en el Mercado. Horas más tarde ordenó reabrirlos, pero mantuvo la prohibición de la venta de los diarios Clarín, Muy y Olé.
Desde entonces, vendedores de diarios y trabajadores del mercado son sometidos a amenazas para que cumplan al pie de la letra con las decisiones de Moreno, para quien no existen la Constitución. Su desparpajo nace del respaldo gubernamental, que avala su accionar.
El Mercado Central es un espacio compartido por la Nación, la provincia de Buenos Aires y la ciudad de Buenos Aires, pero depende de la Secretaría de Comercio Interior, es decir, de Moreno. El deplorable estado sanitario de los puestos donde se comercializan la verdura, la fruta y la carne no es un invento de Clarín, sino de quienes usan ese espacio para asegurarle beneficios a empresarios amigos, ávidos de buenos negocios y desinteresados por el estado sanitario de las instalaciones que sirven de base a los programas de alimentos "para todos".
También es un espacio para promover actos políticos. Sin ir mas lejos, la última reunión importante que allí se celebró contó con la participación de Hebe Bonafini, Sergio Schoklender, Amado Boudou y el empresario de la carne y puntero peronista de La Matanza, Ricardo Bruzzese.
Moreno parece estar absolutamente convencido de que el Mercado Central integra su patrimonio político. Pero la pregunta que corresponde hacerse frente a semejante transgresión de las leyes vigentes es hasta dónde las instituciones y la opinión pública están dispuestas a consentirla.
Las declaraciones de los principales actores de la oposición indicarían una reacción institucionalmente saludable, pero sería un error suponer que un cambio táctico del gobierno pudiera significar un punto final para el acoso a la prensa, parte de su política en orden a ganar "la batalla cultural" con la que están obsesionados.