Deportan a otra argentina desde España
Una mujer rosarina viajó para ver a su hija radicada en "la tierra madre" pero en migraciones la maltrataron y luego de dos días la enviaron a nuestro país. "Viví las 48 horas más patéticas", relató.
Una turista argentina fue deportada de España, en el aeropuerto de Barajas, cuando intentó ingresar a esa nación para visitar a su hija. Un empleado de Migraciones la retuvo por 48 horas y de muy mala manera le dijo que "en ningún país del mundo le dan a una mucama tantos días", ya que la mujer pretendía permanecer tres meses.
La víctima es Victoria Di Salvo (58) y es mucama rosarina con 18 años de antigüedad en el Sanatorio de Niños de esa ciudad santafecina, y en diálogo con el diario local La Capital dijo que pasó las "48 horas más patéticas" de su vida.
"Me compré el pasaje para el 12 de octubre y con regreso el 10 de enero en una agencia de Rosario donde me dijeron todo lo que debía llevar. Mi hija vive en Canarias, está embarazada, quise visitarla pero no ocasionarle problemas. Por eso no tramité la carta de invitación para parar en su casa sino que reservé lugar en un hotelito modesto. La reserva la pagué con una tarjeta internacional que sacamos con mi esposo especialmente. Llevé conmigo dinero en euros y dólares por un monto que supera lo que piden como requisito de ingreso, también llevé seguro médico y obviamente pasaporte. Así que pasé por migraciones muy tranquila sin suponer el infierno que iba a vivir después", contó Di Salvo al matutino rosarino.
Y continuó con el relato de lo sucedido: "recién a las 8 me atendieron, me preguntaron todo otra vez y escribieron todo en un papel. Nadie me dio su nombre. Me dijeron que ellos allí tenían números, códigos. Luego me presentaron a quien sería mi abogado en España. Mi valija ya había partido a Canarias y me dejaron sólo con la cartera, billetera y documentos. Me sacaron el resto de mis pertenencias: celular, artículos de cosmética y me llevaron al sector de inadmitidos donde nos ofrecieron comida, un lugar horrible para dormir, tres teléfonos y tarjetas para llamar a parientes y al consulado. Allí, tras dos días de angustia me terminé bañando y secando mi única ropa interior con un secador de manos".
Di Salvo le pidió a su hija en España que llamara a su trabajo en Rosario y al hotel reservado para que le enviaran los mails con las pruebas de lo que ella decía. "Recibí todo, pero nada los conformaba. El abogado me recomendó que durmiera ahí y que al otro día me llevaría ante el juez para apelar. Nunca lo hizo. Volvió y me dijo que el juez había denegado mi entrada porque debí haber pagado toda la estadía y no sólo la reserva. Recién el 14, a la medianoche, acompañada con dos policías me subieron a un avión de regreso. Mis documentos y pertenencias me las devolvieron al llegar a Ezeiza".
"Hoy (por ayer) fui al Consulado de España en Rosario. Me atendieron en la puerta, pedí hablar con el cónsul y me dijeron que vaya al Ministerio de Asuntos Exteriores en Buenos Aires y me dieron un papel con lo que debía viajar. Aún no entiendo en qué fallé", confesó Di Salvo.