Demoras en el ingreso por Desaguadero
Mendoza se ha convertido en una de las provincias preferidas por los amantes del turismo interno. Ello genera también que se produzcan importantes demoras en el ingreso de rodados por el Desaguadero. Debe buscarse la forma para que se agilicen las tareas en el control fitosanitario de esa zona de la provincia.
De acuerdo con los datos aportados por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, durante el último fin de semana largo los argentinos destinaron más de mil millones de pesos al turismo interno y Mendoza se ubicó entre las cinco provincias más visitadas, junto a Entre Ríos, Córdoba, Jujuy y San Juan. Los turistas que decidieron tomar a nuestra provincia como destino debieron recorrer muchos kilómetros -especialmente quienes lo hicieron desde la Capital Federal- por lo que es necesario facilitarles las posibilidades de acceso.
Sin embargo, al decir de las propias autoridades locales, hubo inconvenientes en el ingreso a la provincia por el Arco del Desaguadero, como consecuencia del embudo que se produce en el control fitosanitario.
Es absolutamente aceptable el celo que impone la provincia en el control del ingreso por Desaguadero. Como también son comprensibles los controles estrictos que las autoridades chilenas establecen para los argentinos en la aduana de Libertadores ya que Chile ha logrado la calificación de libre de plagas para sus productos y cualquier error o deficiencia en el control puede echar por tierra una tarea que llevó años y que le permitió el ingreso a los mercados cada vez más exigentes.
Ese sistema aplicado por Chile fue tomado también por Mendoza y la tarea que viene desarrollando el Iscamen a lo largo de casi dos décadas ha sido exitosa, porque logró la exterminación -a través de métodos naturales y exentos de agroquímicos- de la Mosca de los Frutos en una parte importante de la provincia.
De allí también que, además de los puestos de control fitosanitarios instalados en el ingreso a la provincia, haya sumado también controles internos, tal como sucede en la zona de Ñacuñán, en la ruta que une Las Catitas con Monte Comán o el que se ubicó en Zapata, en las cercanías del ingreso a Tunuyán. En lo que hace a provincias vecinas, el ingreso por el norte está asegurado en razón de que, además del que se ubicó algunos kilómetros al norte de Jocolí se suman los que instaló San Juan en la zona de Encón.
Una reciente visita de especialistas de Estados Unidos aportó que la zona del sur provincial fuera declarada libre de plagas y se sigue trabajando en el norte para alcanzar esa misma calificación en todo el territorio.
Es muy importante lo que se ha logrado y hay que profundizar las tareas destinadas a lograr los objetivos buscados. De allí que resulta interesante el funcionamiento de los controles, especialmente en el de ingreso por el Este, la zona con mayor peligro no sólo por la cantidad de gente que ingresa sino también porque no existe allí un doble control, como sucede con el norte. Pero el desafío pasa por concatenar esa intención sanitaria con la posibilidad de agilizar la atención para evitar las largas colas que se producen en momentos de mayor ingreso turístico.
Mejorar las condiciones de atención para agilizar los trámites demandará seguramente una inversión en obras de infraestructura y en el refuerzo de personal durante los fines de semana largo y en los inicios de quincena durante la época estival. Pero si ponemos en una balanza las ventajas que esa situación traerá aparejado, con toda seguridad habrá mucho más en el haber que en el debe.
Mendoza se ha convertido en una de las provincias de mayor atractivo turístico y tiene la necesidad de cuidar su producción. Una doble ecuación que debe mantenerse en el tiempo, porque significa ventajas para todos.