Delincuentes violentos, sin piedad, prófugos, pero mansitos
Ellos son presos violentos, pero aunque parezca increíble, terminan perdiendo de la forma más burda. Los mata la familia, los puede la mamá, los puede el papá, los puede una amante.
La historia se repitió en las últimas horas. Ellos son presos violentos, condenados por delitos gravísimos, con la peor de las famas bien ganadas. Todos protagonizaron crímenes o asaltos violentos. Todos fueron partícipes de fugas escandalosas, para las que incluso, se presume, pagaron dinero a policías o penitenciarios corruptos.
Pero aunque parezca increíble, terminan perdiendo de la forma más burda. Los mata la familia, los puede la mamá, los puede el papá, los puede una amante, y así pierden. Hay dos ejemplos de las últimas horas que abonan esta teoría.
Pablo Llorente Ferreyra se hizo conocido como el delincuente que escapó de la cárcel de Olmos en remis. Tan violento fue bautizado por la policía, que el propio Servicio Penitenciario Bonaerense, le advirtió a un juez de Morón que no lo alojaran en una cárcel de seguridad mediana, porque era peligroso y se podía escapar.
El juez desoyó el pedido, y el preso escapó. Claro que escapó de una forma asombrosa. Por la mañana, una mujer lo pasó a ver en horario de visita al penal. Esa misma mujer alquiló un remis, y aunque parezca "joda", lo pasó a buscar por la cárcel, como si se tratara de un viaje de placer. El preso con otro preso, saltaron el débil perímetro carcelario, tomaron el remis, y se fueron.
Llorente Ferreyra estuvo prófugo hasta que cometió el peor pecado: ir a visitar a su papá. La policía lo pescó en la puerta de la casa del padre en un auto, lo persiguió y lo detuvo. Por ver al padre, el preso violento fue.
Otro caso calcado fue el de Leandro Molina Meza Escobar. Este preso, el 22 de octubre había escapado del Hospital de Gonnet, al que logró ser trasladado simulando una dolencia física. En el hospital, escapó. No se trataba de un preso más. Está cumpliendo una condena por homicidio. La pena la termina de cumplir en 2016. Mientras gozaba de su clandestinidad, el preso decidió ir por su amante. Cuando salía de visitarla en Avellaneda, lo encontró la policía, le pusieron los ganchos y marche preso.