Sociedad
Del templo del whisky al imperio de los inodoros: una recorrida por dos museos muy particulares
Para todos los gustos.
Antiguamente, los escoceses llamaban "uisge beatha" o "agua de vida" al whisky y alguien, en nuestro país, consideró que los amantes de esta bebida merecían tener un espacio para sentirse a gusto tanto a la hora de contemplar como de degustar.
Así fue que Miguel Ángel Reigosa fundó en 2014 el Museo del Whisky.
Si bien permanece cerrado temporariamente debido a las restricciones de actividades por el Covid-19, en Avenida Monroe 3982 se encuentra este “templo del whisky” dentro de una vieja casona recuperada que alberga la colección privada más grande del mundo.
El museo cuenta con más de 3.000 botellas cerradas de todas las marcas y destilerías del mundo. Se destaca la de Royal Salute que su dueño obtuvo como invitado de honor en un cumpleaños de la Reina de Inglaterra en el Palacio de Buckingham y la del vuelo inaugural de los aviones Concorde de Air France.
Otro lugar tan raro como interesante es el Museo del Inodoro que se encuentra dentro del Palacio de Aguas Corrientes de Av. Córdoba y Riobamba.
Justo cuando uno pensaba que en ese gigante de hierro iba a encontrar obras de arte y refinado mobiliario, resulta que sólo hay doce tanques de agua y artefactos sanitarios, nacionales e importados utilizados desde fines del siglo XIX hasta la década de 1970.
En su mayoría, se trata de inodoros procedentes de Gran Bretaña y Estados Unidos, y en menor medida fabricados en el país.
El museo cuenta, por ejemplo, con un bidet portátil de hierro enlozado, letrinas, palanganas, mingitorios, un inodoro con tapa de madera y un modelo conocido como “slop sink” o vaciadero muy usado en hospitales ya que contaba con una parrilla donde se podían escurrir las chatas y los papagayos.
Por si algo faltara, hay una variante "2x1" que reúne lavatorio e inodoro en un solo cuerpo de aleación de aluminio que era muy utilizado en las cárceles a finales de los años 60.
Y bueno, el remate me quedó picando en la puerta del toilette y lo tengo que soltar: sólo mientras dure la pandemia están “excusados” por no haber ido todavía a visitar este museo.
Reabrió sus puertas en julio. Se puede ir de lunes a viernes de 10 a 17 con reserva previa de turnos y estrictas medidas sanitarias
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