Dejemos descansar a Ángeles Rawson
La multiplicación mediática del caso, y análisis interminables de dos o tres especialistas y de un montón de gente que no sabe del asunto, hace que pensemos que tal vez un freno no vendría mal.
Por Adrián Pallares
@adrianpalla
Por Rodrigo Lussich
@rodrigolussich
¿Viste cuando un hit se pasa y se pasa en la radio hasta que un día te encontrás cantándolo en el trabajo, en el bondi, en la ducha y paseando por la calle? Y en un momento decís: "Bastaaa por favoorrr"... como si necesitaras un stop en tu cabeza.
Salvando las distancias, claro, una tragedia no se compara con un hit musical. Solo lo ponemos como ejemplo a la hora de pensar en la saturación de la noticia. El caso Ángeles se multiplica en imágenes, investigaciones, móviles, programas especiales, debates, notas, informes, especulaciones, versiones, trascendidos, opinólogos, supuestos especialistas, chimenteros hablando de un crimen y una interminable sucesión de imágenes.
Hoy el caso tiene un viso de verse resuelto ante la auto incriminación del encargado del edificio de la joven. Los casos policiales atraen la atención del público como nada en la tele. Los canales de noticias miden altísimo y la tele abierta pasa a dedicarse a la cuestión.
En algunos programas la cosa cae en su lugar, pero ver programas de espectáculos hablar de un crimen es como raro. La cantidad de versiones que se han tirado al aire, todo lo que se ha dicho, tener que estirar tiempos inestirables, cubrir baches de transmisión volviendo una y otra vez sobre el tema y sus múltiples derivaciones, provocando la presión mediática y popular para que aparezca el asesino, hacen creer también que tal vez los tiempos apurados de los investigadores puedan hacerlos apurar decisiones judiciales que no tengan preso -quizás- al verdadero asesino.
Lo peor, lo más triste, es que un día, cuando menos te lo esperes, la tele -como siempre- ya estará hablando de otra cosa.
¿Y si dejamos a Ángeles descansar en paz?
@adrianpalla
Por Rodrigo Lussich
@rodrigolussich
¿Viste cuando un hit se pasa y se pasa en la radio hasta que un día te encontrás cantándolo en el trabajo, en el bondi, en la ducha y paseando por la calle? Y en un momento decís: "Bastaaa por favoorrr"... como si necesitaras un stop en tu cabeza.
Salvando las distancias, claro, una tragedia no se compara con un hit musical. Solo lo ponemos como ejemplo a la hora de pensar en la saturación de la noticia. El caso Ángeles se multiplica en imágenes, investigaciones, móviles, programas especiales, debates, notas, informes, especulaciones, versiones, trascendidos, opinólogos, supuestos especialistas, chimenteros hablando de un crimen y una interminable sucesión de imágenes.
Hoy el caso tiene un viso de verse resuelto ante la auto incriminación del encargado del edificio de la joven. Los casos policiales atraen la atención del público como nada en la tele. Los canales de noticias miden altísimo y la tele abierta pasa a dedicarse a la cuestión.
En algunos programas la cosa cae en su lugar, pero ver programas de espectáculos hablar de un crimen es como raro. La cantidad de versiones que se han tirado al aire, todo lo que se ha dicho, tener que estirar tiempos inestirables, cubrir baches de transmisión volviendo una y otra vez sobre el tema y sus múltiples derivaciones, provocando la presión mediática y popular para que aparezca el asesino, hacen creer también que tal vez los tiempos apurados de los investigadores puedan hacerlos apurar decisiones judiciales que no tengan preso -quizás- al verdadero asesino.
Lo peor, lo más triste, es que un día, cuando menos te lo esperes, la tele -como siempre- ya estará hablando de otra cosa.
¿Y si dejamos a Ángeles descansar en paz?