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Decorar nuestro nidito de amor, ¿una cuestión para el divorcio?

Cómo era eso de que sobre gustos no hay disputas...

"¡Sí! Tenemos un lugar para los dos. ¡Al fin!", fue nuestra primera reacción ante el tan esperado logro de conseguir un departamento donde mudarnos y probar la convivencia

Mientras esperamos que terminen de hacer unos arreglos en el espacio que se convertirá en nuestro hogar -suena muy cursi, pero es así-, en vez de esperar con calma, nos dedicamos a planificar todo: qué vamos a tomar "prestado" de las casas de nuestros "viejos" para no tener que comprar, qué clase de estilo le queremos dar a los ambientes, qué muebles podemos comprar, de qué color vamos a pintar las paredes... ¿De qué color? Mmm...

"Me gustan los colores con fuerza, con vida. El living puede ser azul combinado con madera oscura, lo vi en la casa de una tía, queda re bien, con amarillo también", luego de decir esto casi salgo corriendo a buscar un balde ante la cara de nauseas que me puso. Él no pensó ni un momento en la estética, sino en fútbol, desde su perspectiva mi propuesta fue casi como recrear la Bombonera en el medio de "Núñez".

Descarté esa combinación ya que él también iba a hacer el esfuerzo de no traer los almohadones, banderines, gorro, bandera, entre otros objetos "decorativos" que penden de cuanto mueble tiene en su habitación. 

"Mejor vamos a la pinturería a elegir". En el camino coincidimos en que alguna pared podía ser naranja, si bien en ciertos tonos me recuerda a las fachadas de algunas pizzerías berretas, podíamos encontrar alguna variante que nos guste. Llegamos al local y fuimos directo a la paleta, un muestrario que lejos de ayudar a definir nos mareó: ¡Tiene 1.500 colores!

Sin decir nada, ambos captamos que nos iba a llevar un buen rato, así que nos acomodamos, menos mal, después del primer minuto los tonos parecían todos iguales y la elección se hacía más larga.  ¿Finalmente? Acordamos en una pintura ni muy opaca ni muy estridente.

Sin embargo, camino a la caja él se percata de que en la vidriera hay una muestra con los colores de la nueva colección. "¿Y ese verde?", me pregunta señalando un tono verde agua divino, intenso y delicado. "¡Sí, está bueno!". "Ese no, aquel". Miré, me callé, y arranqué un repaso de vocales: "Ah, ehhhhhh" "¡Uy!".

Me mostró un color verde musgo claro. "¿No creés que se parece al color de las pinturas anti humedad?" Era como el verde militar pero más claro, "me da una sensación muy diferente al naranja", dije. Luego leí la descripción del color que le gustaba: "Ideal para salas de espera".

Inspiré, exhalé y largué un "Esta bien" en pos de la feliz convivencia. Pedimos 4 litros, los necesarios para cubrir el living comedor, estábamos satisfechos hasta que el precio nos abofeteó: 400 pesos.

¿Y si pintamos de blanco y compramos un cuadro que nos guste?...

 Consejos

- Pensá en los muebles que ya tenés para combinar los colores

- Podés optar por usar los simuladores web que ofrecen algunas marcas de pintura: subís una foto de tu casa y probás en la imagen la paleta de colores.

- Tenés la opción de subir una ilustración cuyos colores te gusten y un programa te decodifica la escala cromática y te informa a qué colores del catálogo se corresponden.