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Decir 'no' en el trabajo: la clave para evitar el burnout y mejorar la productividad

En un entorno laboral cada vez más exigente, la capacidad de establecer límites y rechazar tareas adicionales se ha convertido en una habilidad crucial. Conversamos con una coach ejecutiva sobre cómo aprender a decir "no" puede ser la solución para el agotamiento profesional y el camino hacia una carrera más saludable y eficiente.

El mundo laboral actual impone desafíos constantes que, sin una gestión adecuada, pueden conducir al agotamiento y al estrés crónico. Según el estudio "Burnout 2023" realizado por Bumeran, el 94% de los trabajadores argentinos experimentaron síntomas de estrés laboral, posicionando al país en el primer lugar de la región en cuanto a agotamiento profesional. Esta alarmante estadística resalta la necesidad urgente de implementar estrategias que promuevan el bienestar en el entorno de trabajo.

Una de las herramientas más efectivas para combatir este fenómeno es la capacidad de decir "no" y establecer límites claros. Sin embargo, muchos profesionales enfrentan dificultades para rechazar tareas adicionales por temor a represalias, a ser percibidos negativamente o a perder oportunidades de crecimiento. Esta incapacidad para negar solicitudes puede llevar a una sobrecarga de responsabilidades, afectando tanto la salud mental como el rendimiento laboral.

La coach ejecutiva Alejandra Marcote destaca que aprender a decir "no" de manera asertiva es esencial y que no hacerlo puede traer muchas consecuencias.

Además, estudios recientes sobre el bienestar laboral en Argentina señalan que la falta de límites claros está directamente relacionada con el aumento del estrés crónico y la disminución de la calidad de vida. Diversas encuestas reflejan que una parte significativa de los trabajadores siente que su carga laboral excede sus capacidades, lo que afecta su desempeño y su salud emocional.

En este contexto, es crucial que tanto empleados como empleadores reconozcan la importancia de establecer límites saludables. Fomentar una cultura organizacional que valore el bienestar y promueva prácticas de autocuidado puede ser clave para construir entornos laborales más sostenibles y equilibrados. Al aprender a decir "no" cuando es necesario, los profesionales no solo protegen su salud, sino que también contribuyen a una dinámica laboral más eficiente y saludable.

marcote

-¿Es importante aprender a decir "no" en el entorno laboral? ¿Por qué? ¿Cuáles son las principales consecuencias de no establecer límites claros en el trabajo?

-Aunque en nuestra sociedad decir "no" o establecer límites a veces no está bien visto, aprender a identificarlos, expresarlos de manera asertiva y, cuando sea necesario, negociar, es fundamental, no solo en el ámbito laboral, sino en la vida en general. ¿Por qué? Porque no hacerlo puede traer consecuencias.

Las consecuencias a las que se refiere Marcote son:

  • Dificultad para alcanzar objetivos personales y profesionales: Al aceptar oportunidades o pedidos sin evaluar si están alineados con nuestras prioridades, terminamos dispersando esfuerzos y destinando recursos a lo que no estaba previsto.

  • Incumplimiento de compromisos: La sobrecarga de tareas y responsabilidades puede provocar demoras, afectar la calidad del trabajo y generar un impacto negativo en clientes, equipos o jefes.

  • Burnout propio y del equipo: Según el Estudio Burnout 2024 de Bumeran, en 9 de cada 10 organizaciones los profesionales de RR. HH. reportan casos de burnout. Además, el 91% de las personas trabajadoras en Argentina afirman estar quemadas o experimentar síntomas de agotamiento extremo por el trabajo. El 70% se siente agotado. El 41% reporta un nivel de cansancio anormal debido a una carga excesiva. El 39% encuentra difícil reservar tiempo para sí mismo. El 37% no logra desconectarse del trabajo, incluso después de finalizada la jornada.

  • Decir "sí" a todo, incluso cuando excede nuestras capacidades o disponibilidad, puede derivar en: Agobio, aunque se logre cumplir con todo. Frustración y culpa si no se llega a tiempo, lo que podría haberse evitado desde el inicio estableciendo límites claros.

  • Interferencias en la comunicación y emociones reprimidas: Muchas veces, esperamos que el otro "se dé cuenta" de nuestro límite en lugar de expresarlo abiertamente. Por ejemplo: "Mi jefa debería notar que ya no me da la vida para asumir más tareas, pero igual me pide otro informe más”. Cuando esto sucede, la otra parte puede no entender nuestra falta de entusiasmo o compromiso, lo que genera malentendidos, enojo o resentimientos no expresados.

  • Dificultad para conciliar la vida personal y laboral: No establecer límites hace que el trabajo invada espacios que quisiéramos reservar para nuestra vida personal, afectando el equilibrio entre ambas esferas.

 

 

-¿Qué estrategias recomendas para que los profesionales desarrollen la habilidad de decir "no" de manera asertiva?

-La clave está en evitar responder de inmediato y tomarse unos minutos para evaluar ciertos aspectos, como: ¿Comprendo bien el alcance del pedido? ¿Cuánto tiempo me llevará realmente? ¿Qué impacto tendrá en mi equipo u otras personas involucradas? ¿Requiere modificar mi agenda? Si es así, ¿qué otras actividades se verán afectadas? Hacer esta pausa consciente permite tomar decisiones con mayor claridad y fundamentos. Con esta información, será más fácil decidir si aceptar, rechazar o negociar. Por ejemplo: "No puedo entregarte esto en el plazo que me pedís porque tengo otra entrega comprometida, pero si te sirve una semana después, sí puedo hacerlo”. Claro que para que estas estrategias sean sostenibles en el tiempo, lo primero que necesitamos hacer es revisar las creencias que nos dificultan decir “no”.

 

-¿Cómo pueden los líderes y gerentes fomentar una cultura organizacional que respete y valore los límites personales?

-Recuerdo que, en mis primeros años trabajando en relación de dependencia, un día mi jefe me pidió que hiciera una tarea que normalmente realizaba una compañera que había faltado. Al mediodía, le dije que creía que no llegaría a completarla y que necesitaba irme a horario porque tenía que ir a la facultad a rendir un examen. Su respuesta fue tajante: "No te podés ir sin haber terminado el trabajo". Aunque estaba enojadísima, no me animé a contradecirlo y terminé llegando tarde a la evaluación. En muchas culturas organizacionales, cuando alguien expresa un límite ("No puedo asistir a esta reunión en el almuerzo porque tengo un turno médico" o “Si tomo esta tarea, no voy a poder entregar la otra con la que me había comprometido”), pueden aparecer comentarios que insinúan una falta de compromiso o intentan generar culpa por no priorizar el trabajo.

En ese sentido, Marcote explica: “Los líderes necesitan aprender a escuchar los límites y los "no", así como también animarse a indagar sobre ellos para fomentar una cultura que los respete. El primer paso es aceptar que todas las personas tienen derecho a establecer límites y decir que no, incluidos ellos mismos”.

“Escuchar a los equipos —incluso cuando no se está de acuerdo— y dar espacio para que expresen sus necesidades es clave para comprender sus razones y generar conversaciones productivas. Si queremos construir una cultura basada en la comunicación transparente y la seguridad psicológica, el camino no es ignorar o desvalorizar los límites que las personas establecen”, desarrolla.

Y sostiene: “Un paso más allá es generar un diálogo activo sobre estos temas, alentando a los colaboradores a expresar sus límites y a negociar en conjunto. Por ejemplo, en lugar de imponer un plazo arbitrario ("Tenés que hacer esto en 24 horas"), preguntar: "¿Creés que vas a poder realizar esta tarea en 24 horas? ¿Necesitás ayuda para reorganizar tu trabajo?"

Estas conversaciones, aunque puedan ser difíciles al principio, fortalecen la confianza, mejoran los vínculos y hacen que cada persona se sienta valorada e incluida”.

 

-¿Qué papel juega la inteligencia emocional en la gestión de límites y en la capacidad de decir "no"?

-El miedo, la culpa, la vergüenza e incluso el enojo son algunas de las emociones que suelen surgir al decir o escuchar un "no". Desarrollar la inteligencia emocional nos permite comprender mejor qué nos sucede en esos momentos: identificar el disparador de esas emociones, reconocer lo que estamos sintiendo y regular nuestras respuestas de manera más efectiva. Cuando logramos este nivel de autoconciencia y gestión emocional, nos resulta más fácil establecer límites y decir "no" cuando realmente lo necesitamos o deseamos.

 

-¿Cómo puede un empleado manejar la culpa o el miedo al rechazo al establecer límites con superiores o colegas?

-La culpa aparece cuando sentimos que no estamos haciendo lo que deberíamos o de la forma en que deberíamos hacerlo. Cuando esta emoción nos abruma, es útil preguntarnos qué expectativa creemos que no estamos cumpliendo (ej.: “A los jefes no se les dice que no”) y evaluar si realmente tiene sentido para nosotros en este momento (ej.: “Tal vez sea una creencia que alguna vez me dijeron, pero que ya no aplica”). Por otro lado, el miedo al rechazo es una de las razones más comunes por las que evitamos expresar límites, no solo con jefes y colegas, sino también con familiares y amigos. Es cierto que, en algunos casos, un “no” puede ser tomado de manera personal o incluso afectar dinámicas grupales. Sin embargo, es importante analizar si ese miedo tiene un fundamento real (ej.: “¿Qué tan probable es que me dejen fuera de un proyecto solo porque después de las 18:30 no puedo estar conectada porque estudio?”). Además, vale la pena recordar que, si alguien nos acepta solo mientras no ponemos límites, en realidad no nos está aceptando completamente.

 

-¿Qué señales indican que una persona necesita reevaluar y fortalecer sus límites laborales?

-Algunas señales comunes de que una persona necesita reevaluar y fortalecer sus límites laborales incluyen: Sentirse constantemente agobiada por la carga de trabajo, ya sea por pedidos de clientes en un emprendimiento, compromisos asumidos con jefes en la organización, etc., incumplir compromisos con frecuencia, debido a la sobrecarga de tareas, sin haber considerado previamente limitaciones de tiempo o agenda, decir sí y arrepentirse pero no animarse a expresarlo. Por ejemplo: "No tendría que haber aceptado esa reunión porque necesitaba el tiempo para avanzar en el proyecto”. Relegar su vida personal y prioridades, como tomar un descanso para almorzar, ir al médico, dormir o pasar tiempo con seres queridos. Y, aunque desea decir no, no lo hace.

-¿Podrías compartir algún caso o experiencia donde establecer límites haya mejorado significativamente el bienestar y la productividad de un profesional?

-¡Varias! Al momento de comenzar a emprender, decía que sí a clientes y a condiciones que no eran las más favorables, porque estaba el miedo a que, al decirles que no (o al menos no en esas condiciones de contratación) luego no vuelvan a llamar. Eso hacía que trabajara muchísimo pero no con el pago esperado, y que no hubiera espacio para conseguir nuevos clientes que sí cumplieran con esas condiciones. Otro es el caso de una líder que se dio cuenta que cuando le pedían algún trabajo de otros sectores, ella decía que sí sin consultar con su equipo. Esto hacía que su equipo esté muy seguido trabajando horas extras para cumplir con todo, lo cual  generaba mucho malestar entre ellos.  Al detectarlo, lo conversó con ellos, y acordaron cómo iban a manejar los pedidos. Esto trajo más claridad al equipo sobre sus prioridades, les brindó la tranquilidad de que aquello a lo que le decían que sí podían cumplirlo efectivamente.

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