De WikiLeaks a los sobresaltos de Moyano
*Por Jorge Rosales. Después de una semana en la que las filtraciones de WikiLeaks de los documentos del Departamento de Estado norteamericano condicionaron la agenda política, la que se inicia promete tener un escenario diferente. Al menos, hasta que se conozcan -si es que ocurre- nuevas revelaciones sobre los cables secretos de la diplomacia de Estados Unidos.
La oposición se ha mantenido al margen del episodio de las filtraciones, igual que frente a las asombrosas revelaciones que han entregado las 11 computadoras de Manuel Vázquez, el asesor del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime. Los correos electrónicos de Vázquez han desnudado un sistema opaco de negociaciones que, por la magnitud y alcance, no parecen limitarse a la ambición desenfrenada de un ex funcionario.
Los dirigentes opositores están más preocupados en resolver sus propios problemas que en meterse a amplificar o investigar los de sus adversarios. Están abonando el terreno para las candidaturas presidenciales con el fin de disputarle el poder -seguramente- a Cristina Kirchner en octubre de 2011. Ricardo Alfonsín inauguró la carrera electoral en el radicalismo, partido que vuelve a quedar enredado en la interna que no deja ver a muchos de sus dirigentes más allá de sus propios intereses personales.
En la vereda del oficialismo, la pelea grande está en el territorio bonaerense. Scioli recibirá a Hugo Moyano y a los intendentes en La Plata y tratarán de encontrar un punto de acuerdo para pasar el verano en paz. Difícil cuando la batalla por el poder se hace cada vez más encarnizada mientras todos se preparan para convivir en un peronismo sin Kirchner.
Moyano, el poderoso jefe de la CGT, que pretendió llevar las riendas del PJ bonaerense se ha encontrado con una resistencia mucho más fuerte que la que esperaba. En la "nomenklatura" peronista bonaerense hay un espacio limitado para el camionero. Los límites que se le ponen desde la política se potencian cuando actúa la Justicia. El futuro del líder sindical estará condicionado por los sobresaltos de una causa en la que su mujer, Liliana Zulet, está cada día más comprometida. Moyano pagará un costo político por estas investigaciones judiciales. La feria de enero puede ser lo único que le de un respiro.