De Thatcher a Cameron
Lo pidió la OEA y lo sugirió el titular de la ONU, pero el primer ministro británico, David Cameron, reiteró su negativa a negociar la soberanía de las Malvinas, en una condenable actitud.
En la habitual comparecencia de los primeros ministros ante la Cámara de los Comunes del Parlamento inglés, David Cameron dio una dura negativa como respuesta a las gestiones que realizó la presidenta de la Argentina, Cristina Fernández, ante el secretario general de las Naciones Unidas. La jefa del Estado habría solicitado la mediación de Ban Ki-moon para avanzar hacia la solución del conflicto creado por la usurpación inglesa de las Islas Malvinas, perpetrada en 1833.
"Mientras las Falklands (denominación que dan los británicos al archipiélago malvinense) quieran ser territorio soberano británico, deben seguir siendo territorio soberano británico. Punto. Final de la historia", afirmó Cameron.
Su declaración, que prolonga la línea dura trazada por su predecesora, la ex premier y líder conservadora Margaret Thatcher, fue formulada al día siguiente de conmemorarse el 29º aniversario de la rendición de nuestro país (el 14 de junio de 1982) en la guerra que estalló tras la ocupación de las islas por nuestras Fuerzas Armadas. La cancillería británica (Foreign Office) convirtió el principio de autodeterminación de los pueblos –enunciado en 1919 por el presidente estadounidense Woodrow Wilson en la Conferencia de Versailles, tras el final de la Primera Guerra Mundial– en la línea fundamental de su política malvinense.
Se da así la absurda paradoja de que reivindique el derecho de autodeterminación de los pueblos la nación que construyó uno de los imperios más grandes de la historia basándose sobre su desprecio militante por ese derecho.
El rechazo de cualquier tratativa fue también una respuesta negativa dada a la Organización de Estados Americanos (OEA), que días antes había instado a ambas partes a negociar "cuanto antes" una solución al histórico diferendo.
Es evidente que, mientras se mantenga la prohibición de que ciudadanos argentinos se radiquen en las islas, los malvinenses de origen británico y de ex colonias de su decaído imperio dispondrán de una mayoría artificiosa para imponer su determinación en el archipiélago bajo el dominio del Reino Unido. Por eso rechazan cuantas garantías, concesiones políticas y beneficios económicos les puedan ser reconocidos, con las mayores garantías ante la comunidad mundial, sobre todo la seguridad de que nunca más se recurrirá a la acción armada para recuperar nuestros territorios. Ayer, la presidenta Cristina Fernández ratificó esa posición, pero trató con dureza la actitud colonial de Gran Bretaña.
Con todo, el bloque conservador fue más allá de la posición de Cameron. El diputado Andrew Rosindell, por caso, le pidió que la próxima vez que se reúna con el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, le recuerde que el gobierno británico "nunca" aceptará negociaciones con la Argentina. Estados Unidos es parte de la OEA, que había instado a una negociación.