De periodismo y redes sociales
*Por Osvaldo Pepe. Las redes sociales son una gran pasarela global que ya trascendieron su rol inicial de mostrar y mostrarse. Cada vez más, en el país se usan para husmear ofertas y comprar productos, y son las propias empresas las que se suben a ellas para interactuar con sus público s, según surge del estudio de una consultora sobre la relación de consumidores y marcas en esos foros.
Por otra parte, en una Cumbre Mundial de Editores, organizada por la Global Editor Network, realizada la semana pasada en Hong Kong, se abordó el desafío de los medios tradicionales ante las nuevas formas de interactividad con las audiencias . Como toda innovación, las redes disparan especulaciones diversas. Es en particular interesante analizar su rol de complemento , y hasta eventual sustituto de los medios de comunicación tradicionales. Los adherentes más encendidos pregonan que más temprano que tarde se cobrarán su primera víctima en los diarios de papel , a los que ya dan por difuntos.
"Si no está en Facebook, no existe" , dicen los más convencidos, quienes le atribuyen a las redes la virtud de haber cambiado las reglas de la comunicación : ya no hay un medio como emisor exclusivo de contenidos, sino incontables emisores simultáneos , tantos como los usuarios se propongan. La comunicación, dicen, ya no es vertical y lineal, sino horizontal y envolvente.
Del otro lado, presumen que ese alud de mensajes, caótico y anárquico, es más ruido que comunicación.
Más diversidad, siempre bienvenida, que contenidos, imprescindibles para informar y comunicar con sentido . El fenómeno no debería soslayarse , aunque convendría no apresurarse en los pronósticos. Algo es altamente probable, cada vez que se habla de horizontalidad, del cambio de paradigma de la comunicación, del ocaso de los diarios y con ellos del periodismo tal y como lo conocimos en el siglo XX, ciertos gobiernos y políticos descorchan champán.
Es que ese escenario es funcional a la prédica que deslegitima al periodista profesional , a los medios como empresas de noticias y, sobre todo, a la función crítica que le cabe al periodismo en la sociedad , un actor siempre incómodo para el poder.