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De las aulas al mundo del trabajo

*Por Osvaldo Pepe. El plan que impulsa las pasantías laborales para unos 400 mil estudiantes secundarios de cuarto y quinto año es interesante en tanto procura una temprana articulación entre las aulas y el mundo del trabajo, que suele ser uno de los obstáculos más duros en el tránsito hacia la adultez.

Se sabe que las dificultades crecientes en el acceso al primer empleo se llevan buena parte de la insatisfacción y el desencanto de los jóvenes, una de las señales más conflictivas que sacuden hoy a las sociedades de Occidente, incluso a las del más alto nivel de desarrollo.

La situación es particularmente sensible en la Argentina, donde se estima que hay unos 700 mil chicos y jóvenes de entre 15 y 24 años que no trabajan ni estudian. Es la famosa generación "ni", fenómeno que atraviesa distintas clases sociales. El dato es preocupante, ya que se trata de una legión de argentinos adultos del mañana presos del tedio, la falta de horizontes y la carencia de compromisos, que en situaciones extremas pueden sucumbir a tentaciones fáciles y peligrosas, acaso fronterizas con el delito.

Ante ese riesgo potencial, la contención que brinda la inclusión en el sistema educativo y este intento de lograr desde allí el entrenamiento para el mundo productivo del trabajo, que se consensuó incluso con cámaras empresariales, merece ser bienvenido. Pero no con un cheque en blanco, porque hay luces de alerta que deberían ser visualizadas de antemano con el fin de que la medida, que ya rige pues se publicó en el Boletín Oficial, no quede en buenas intenciones o, peor aún, desvirtúe los objetivos que se persiguen.

Si bien se fija para las pasantías un tope de 20 horas por semana y una extensión límite de 6 meses, habrá que ver si los chicos no se entusiasman con ese aterrizaje temprano en el trabajo y así desatiendan sus rutinas de aprendizaje escolar. El punto crucial es el carácter gratuito de las mismas: un eventual pasaporte al abuso de las empresas. Más que nunca, en esta experiencia la responsabilidad social empresaria será imprescindible.