De la villa a la pasarela: la historia
La infartante morocha Barby Franco, dice sentirse orgullosa de sus orígenes. Conocida por haber vivido diez años en la villa 21 y ser una bomba sexy, asevera que la discriminación de sus colegas es mucha pero que, sin embargo “ni me fijo en las demás minas”.
Tiene 20 años y es dueña de un cuerpo descomunal que ampara una cara de ángel. Morocha de ojos verdes, Barby Franco, rompe más de un corazón y, no obstante, relata que sus colegas pretenden romper el suyo por surgir de una villa del conurbano.
Al parecer, la discriminación emerge en cualquier ámbito y el de la moda no es la excepción. De este modo, la modelo de la agencia de Leandro Santos Models, es para sus pares una “villerita”.
Sin embargo, Franco afirma que aprendió a convivir con eso y a no permitir que eso le afecte. Dueña de una seguridad y autoestimas envidiables, la morocha descubierta por Roberto Piazza sostiene que: “Cambió mi mente y, entre comillas, mi economía. Maduré, porque fue un golpe muy duro salir de donde nací a una casita de verdad. Antes no veía lo que pasaba detrás del barrio, de la villa y no tenía ni ganas de salir”.
A su vez, relata que antes era “rebelde y caprichosa” y asegura que ahora se volvió más responsable y cariñosa, sobre todo con quienes fueron incondicional apoyo para ella. Con esta ´nueva vida´ Barby cuenta que su vida cambió en un ciento por ciento y que ahora puede “andar en auto. En la villa se veían coches, pero yo no tenía. Siempre me manejaba en Bondi o caminaba”.
“En el barrio no tenía ni gas ni agua caliente y la luz se cortaba casi siempre”, dice y agrega “calentaba el agua en ollas para bañarme y en invierno me moría de frío. Y cuando salía del baño no la pasaba nada bien, por que no existía una estufa para calentarme”. Sin embargo, y más allá de lo que se piense, Barby asevera que no es nada lindo, a su vez, pasar de una condición a la otra (actualmente tiene su propio departamento en capital federal, un auto, lujos…) y relata que, al principio “tuve ataques de pánico” por que “no lo podía creer”.
En cuanto a sus colegas, Franco cuenta que le dijeron cosas como ´negra de mier..´pero que “ni me fijo en las demás minas, soy muy segura de mi misma y venir de donde vengo me hizo mucho más fuerte que muchas. Siempre miro para adelante y no dejo que nada decaiga” dice y culmina contundente: “yo las miro y pienso que son unas pobres minas”.
Al parecer, la discriminación emerge en cualquier ámbito y el de la moda no es la excepción. De este modo, la modelo de la agencia de Leandro Santos Models, es para sus pares una “villerita”.
Sin embargo, Franco afirma que aprendió a convivir con eso y a no permitir que eso le afecte. Dueña de una seguridad y autoestimas envidiables, la morocha descubierta por Roberto Piazza sostiene que: “Cambió mi mente y, entre comillas, mi economía. Maduré, porque fue un golpe muy duro salir de donde nací a una casita de verdad. Antes no veía lo que pasaba detrás del barrio, de la villa y no tenía ni ganas de salir”.
A su vez, relata que antes era “rebelde y caprichosa” y asegura que ahora se volvió más responsable y cariñosa, sobre todo con quienes fueron incondicional apoyo para ella. Con esta ´nueva vida´ Barby cuenta que su vida cambió en un ciento por ciento y que ahora puede “andar en auto. En la villa se veían coches, pero yo no tenía. Siempre me manejaba en Bondi o caminaba”.
“En el barrio no tenía ni gas ni agua caliente y la luz se cortaba casi siempre”, dice y agrega “calentaba el agua en ollas para bañarme y en invierno me moría de frío. Y cuando salía del baño no la pasaba nada bien, por que no existía una estufa para calentarme”. Sin embargo, y más allá de lo que se piense, Barby asevera que no es nada lindo, a su vez, pasar de una condición a la otra (actualmente tiene su propio departamento en capital federal, un auto, lujos…) y relata que, al principio “tuve ataques de pánico” por que “no lo podía creer”.
En cuanto a sus colegas, Franco cuenta que le dijeron cosas como ´negra de mier..´pero que “ni me fijo en las demás minas, soy muy segura de mi misma y venir de donde vengo me hizo mucho más fuerte que muchas. Siempre miro para adelante y no dejo que nada decaiga” dice y culmina contundente: “yo las miro y pienso que son unas pobres minas”.