De Hillary Clinton a Mirtha Legrand
*Por Osvaldo Pepe. "Háganme acordar que les cuente lo de Obama, no tiene desperdicio" , pidió la Presidente, una y otra vez, en un discurso en cadena nacional...
... mientras anunciaba la expropiación del 51% de YPF, que esta semana se debate en el recinto del Senado.
En un tono "casual" , como si no hubiese sido parte de una cuidadosa puesta en escena en busca de sumar otro capítulo a la saga del relato K, contó la surrealista escena según la cual, en la reciente Cumbre de las Américas, Obama habría desaprobado las tapas de Clarín y La Nación que anunciaron la preocupación de EE.UU. por las trabas a las importaciones.
Sin embargo, en un paper conocido en Washington luego de la Cumbre, la jefa del Departamento de Estado, Hillary Clinton, recordó que siempre que un funcionario estadounidense se reúne con uno argentino le traslada su inquietud sobre la cuestión .
"Hemos expresado nuestra preocupación al gobierno argentino tanto bilateralmente como en la OMC" , dijo en alusión a recientes encuentros de funcionarios de EE.UU. con dos ministros, ambos en Buenos Aires.
Washington sabe cómo y cuándo zanjar las discusiones.
Y Hillary se erigió así en una refutadora de primer orden del relato oficial.
A los 80 y largos años, Mirtha Legrand se volvió a su modo en otra objetora del relato K , al cobrarse revancha de la degradación pública a la que fue sometida en 2011 por las huestes kirchneristas, en especial por sus blogueros más desaforados , luego de que en sus ya desaparecidos almuerzos de la TV hablara de la inseguridad. Un año atrás, en ocasión de los 35 años del golpe militar, llegó a armarse un "escupidero público" ante los afiches callejeros que mostraban a la actriz con gorra militar y dando apoyo a la dictadura.
La semana pasada, Mirtha volvió a la TV como actriz en "La Dueña" con picos de 30 puntos de rating . El intento del relato de destruir su imagen pública fue pulverizado por el control remoto hogareño: en una sola noche más de 3 millones de personas desagraviaron simbólicamente su figura . Entre Hillary y Mirtha, el relato, esa obsesión por presentar la realidad a la medida del deseo oficial, quedó mal parado.
En un tono "casual" , como si no hubiese sido parte de una cuidadosa puesta en escena en busca de sumar otro capítulo a la saga del relato K, contó la surrealista escena según la cual, en la reciente Cumbre de las Américas, Obama habría desaprobado las tapas de Clarín y La Nación que anunciaron la preocupación de EE.UU. por las trabas a las importaciones.
Sin embargo, en un paper conocido en Washington luego de la Cumbre, la jefa del Departamento de Estado, Hillary Clinton, recordó que siempre que un funcionario estadounidense se reúne con uno argentino le traslada su inquietud sobre la cuestión .
"Hemos expresado nuestra preocupación al gobierno argentino tanto bilateralmente como en la OMC" , dijo en alusión a recientes encuentros de funcionarios de EE.UU. con dos ministros, ambos en Buenos Aires.
Washington sabe cómo y cuándo zanjar las discusiones.
Y Hillary se erigió así en una refutadora de primer orden del relato oficial.
A los 80 y largos años, Mirtha Legrand se volvió a su modo en otra objetora del relato K , al cobrarse revancha de la degradación pública a la que fue sometida en 2011 por las huestes kirchneristas, en especial por sus blogueros más desaforados , luego de que en sus ya desaparecidos almuerzos de la TV hablara de la inseguridad. Un año atrás, en ocasión de los 35 años del golpe militar, llegó a armarse un "escupidero público" ante los afiches callejeros que mostraban a la actriz con gorra militar y dando apoyo a la dictadura.
La semana pasada, Mirtha volvió a la TV como actriz en "La Dueña" con picos de 30 puntos de rating . El intento del relato de destruir su imagen pública fue pulverizado por el control remoto hogareño: en una sola noche más de 3 millones de personas desagraviaron simbólicamente su figura . Entre Hillary y Mirtha, el relato, esa obsesión por presentar la realidad a la medida del deseo oficial, quedó mal parado.