DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

De 1974 a 2010

* Por Roberto Arias. El año 1974 fue a todas luces el mejor año del siglo XX para la Argentina.

Con un PBI per cápita de 8.400 dólares (a precios de 1990) y una distribución del ingreso igualitaria (49% del ingreso nacional en manos de los trabajadores), la pobreza no era un fenómeno masivo y el desempleo no aparecía como problema social (3,8% y 4,2% respectivamente fueron las mediciones de la Encuesta Permanente de Hogares para el Gran Buenos Aires ese año).

Este escenario tan positivo en términos económicos y sociales no fue obra exclusiva de los breves gobiernos de Cámpora -Perón. Más bien, fue consecuencia de la distribución (mediante políticas de ingresos) de las ganancias en productividad que se venían obteniendo por un proceso de sustitución de importaciones exitoso de tres décadas. Así, durante 1946-1974, el PBI creció a una tasa anual promedio del 4%: el período más largo de crecimiento sostenido en nuestra historia económica.

A partir de 1976 se modifica el régimen de acumulación hacia uno basado en la valorización financiera, donde la apertura económica, la apreciación del tipo de cambio, la desregulación y las privatizaciones fueron los ejes centrales. Las exportaciones vuelven a concentrarse en el sector primario y el crecimiento lo dinamiza los flujos de capital internacional y no en el mercado interno. El resultado lo conocemos: mayor pobreza y desempleo y un PBI per cápita en el año 2001 (antes de la caída final del régimen) de 8.200 dólares. Un cuarto de siglo perdido.

La política económica implementada desde 2003 presenta los mismos objetivos del modelo aplicado a partir de 1946 y cuyo cenit fue en 1974: un crecimiento que llegue a todos y sea parejo (en palabras de la Presidenta CFK esta semana en la Fiesta de la Vendimia). Sin embargo, las herramientas han cambiado, ya que el escenario es claramente diferente al de hace 60 años.

Para resolver la restricción de divisas ayudó un contexto internacional favorable, aunque el elemento central ha sido el crecimiento de las exportaciones de bienes manufacturados. El 2010 es el primer año en nuestra historia donde el principal componente de las exportaciones son las manufacturas de origen industrial. Esta es la evidencia de un exitoso proceso de industrialización abierto al comercio exterior.

La deuda pública y los pagos de intereses y amortizaciones se redujeron debido al superávit financiero del sector público sostenido gracias a un fuerte crecimiento de los ingresos públicos y a la agresiva reestructuración de la deuda. Esto detuvo el proceso de valorización financiera y dio un fuerte impulso a la acumulación productiva.

El nuevo modelo ha resultado en mejoras sustanciales en las condiciones de vida de la población. Durante ocho años y en forma casi ininterrumpida, desde el año 2003 al 2010, la economía creció, bajó el desempleo y la pobreza, y mejoró la distribución del ingreso. De continuar y profundizar estas políticas, seguiremos en un sendero en el cual se puede soñar una Argentina con independencia económica y justicia social.