Daniela Celis, angustiada por la salud de sus hijas gemelas: “Se me parte el corazón”
La ex participante de Gran Hermano contó los días que pasó con las pequeñas que tiene junto a Thiago Medina, y lo que sintió al verlas sufrir.
Días atrás, Daniela Celis tomó la decisión de tomarse unos días sin redes sociales, sin trabajo, lo que generó preocupación entre sus seguidores, finalmente, la ex Gran Hermano confesó las razones por las que se tomó un tiempo. Esto lo hizo por medio de una serie de historias en su cuenta de Instagram.
En la primera imagen, sus hijas están las dos arriba de su madre, con lágrimas en los ojos e incómodas, pues están enfermas, “pachuchas”, como escribió ella. Y aunque la escena respira ternura, sus palabras desnudan el conflicto profundo que atraviesa: “Hay momentos que las dos solo quieren estar con mamá, es muy difícil para mí no poder dividirme, se me parte el corazón, no poderles dar ni 100% a cada una”. La frase golpea. Detrás de esa postal de amor hay una mujer exhausta, rota en mil pedazos, haciendo lo imposible por estar entera para ambas.
Su reflexión no terminó allí, sino que aclaró que hace todo lo que está a su mano para estar para sus hijas, pero a veces la situación la sobrepasaba: “Intento hacer todo para que las dos me tengan en el momento que me necesiten”.
La confesión no termina ahí. En una segunda publicación, Daniela muestra los termómetros. Tres cifras que paralizan: 39,5°, 38,9°, 39,4°. La fiebre se repite, las noches se vuelven eternas, los brazos no alcanzan. Y la angustia, aunque silenciada, tiembla detrás de cada gesto. “Fueron días complicados, de mucha contención, mucho amor, días en que solo sentía miedo y tristeza, pero tenía que ser fuerte para ellas”, escribió.
No habló de heroísmo. Habló de presencia. De renuncias. De haber cancelado compromisos laborales para poder quedarse junto a ellas, en ese pequeño universo de medicinas, llantos y abrazos sin tregua. “Pensar que soy su lugar seguro, su refugio, su nidito”, se dijo a sí misma, como si necesitara recordarlo en medio del cansancio.
Y agregó que tomó la decisión de tomarse unos días en el trabajo para acompañarlas durante este cuadro viral: “Fueron días que cancelé trabajo para poder estar mayor tiempo con ellas y días en los que tuve que ir, sonreír y hacer como si no pasa nada en casa, mientras mi cabeza estaba con ellas”. Como le suele pasar a las madres, en cada ocasión que se alejaba un poco de las pequeñas la embargaba la culpa: “Cada vez que salía de casa se me partía el alma, pero me repetía ‘lo haces por las bebas’”.
Las niñas, explicó, atravesaban un cuadro viral. Estaban mejorando: “Tienen un cuadro viral, están pachuchas aún, ya mejorando”. Pero el registro que hizo su madre va más allá del parte médico: es una bitácora emocional de la maternidad real.
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