Daba clases online en pandemia y hoy lidera una academia con alumnos de todo el mundo
La pandemia de 2020, que paralizó al mundo y obligó a reinventarse a miles de profesionales, fue para ella una oportunidad de expansión. Mientras muchos adaptaban sus clases presenciales a la virtualidad, Delfina ya estaba un paso adelante: daba clases por Zoom y su agenda estaba completa. El volumen de consultas crecía, pero no podía aceptar más alumnos. Fue entonces cuando nació su idea de formar un equipo.
Delfina Gallo tenía 19 años cuando decidió que su camino profesional lo construiría sola, desde cero. Hoy, lidera una academia de inglés online que ya ayudó a más de 400 alumnos a cumplir sus metas. Su historia, marcada por la visión, la autoexigencia y el entusiasmo, es un ejemplo de cómo la pasión y la constancia pueden transformar una vocación en un proyecto de impacto global.
Todo comenzó con un currículum impreso y un mapa de la ciudad. Mientras cursaba el profesorado de inglés en Rosario, Delfina Gallo se propuso encontrar su primer trabajo como docente. Sin experiencia previa y con apenas 19 años, recorrió los institutos de inglés de su ciudad con la convicción de que alguien confiaría en ella. Y así fue: ese mismo día, una entrevista improvisada terminó en su primer empleo, lo que marcó el inicio de una carrera profesional que nunca dejó de crecer.
“Siempre ponderé la independencia económica, emocional e intelectual. No vengo de una familia dedicada a la educación ni al emprendedurismo, así que supe desde temprano que mi camino tenía que forjarlo sola”, recuerda. Esa determinación, sumada a una formación rigurosa y un enfoque perfeccionista, sentaron las bases de lo que, años después, se convertiría en su academia online de inglés.
Delfina estudió en el Instituto de Educación Superior Olga Cossettini y en paralelo rindió los exámenes de Cambridge más avanzados: First, CAE y Proficiency. “Mi formación es lo que le transmito a mis alumnos. Por eso, siempre fue mi prioridad perfeccionarme lo máximo posible”, cuenta.
La pandemia de 2020, que paralizó al mundo y obligó a reinventarse a miles de profesionales, fue para ella una oportunidad de expansión. Mientras muchos adaptaban sus clases presenciales a la virtualidad, Delfina ya estaba un paso adelante: daba clases por Zoom y su agenda estaba completa. El volumen de consultas crecía, pero no podía aceptar más alumnos. Fue entonces cuando nació su idea de formar un equipo.
“En ese momento no lo veía como una academia. Era un grupo de profesoras apasionadas por enseñar. Hoy, cuatro años después, seguimos con esa esencia, aunque el proyecto creció muchísimo”, afirma. Actualmente, más de 200 alumnos de distintos puntos del mundo —Argentina, México, España y Colombia, entre otros— estudian en su academia.
Detrás de ese crecimiento, hay una estructura pensada al detalle. Delfina conoce personalmente a cada alumno. Antes de empezar, les realiza una entrevista personalizada para entender su contexto, sus objetivos, su nivel de inglés y sus intereses. A partir de allí, elabora junto a su equipo un plan de aprendizaje a medida. “No damos solo clases de inglés, brindamos un acompañamiento integral. El éxito de mis alumnos es mi éxito”, enfatiza.
Su comunidad está integrada, principalmente, por profesionales del mundo corporativo: gerentes, ingenieros, programadores, emprendedores. Personas que buscan certificar su nivel de inglés o usar el idioma como puente hacia nuevas oportunidades laborales. “Muchos llegan con inseguridades, y después me escriben felices porque lograron ascensos, aprobaron entrevistas o se sienten cómodos liderando reuniones en inglés. Esas historias me llenan el alma”, asegura.
Uno de los mayores desafíos de su carrera fue gestionar el crecimiento acelerado de la academia sin perder la calidad. “Cada nuevo alumno implica más compromiso. Ampliar el equipo, capacitarlas, supervisar que mantengamos nuestros estándares... todo requiere mucha energía y responsabilidad”, admite. A pesar de tener una estructura consolidada, Delfina sigue involucrada en todos los procesos. Su perfeccionismo y su alto nivel de autoexigencia la llevan a sostener una conexión cercana con cada estudiante.
También encontró en las redes sociales una aliada clave. Con una comunidad que crece día a día en Instagram, logró posicionarse como referente en enseñanza del inglés. Pero no lo ve como una estrategia de marketing: “Mi cuenta es un reflejo de quién soy. No es solo una herramienta laboral, es parte de mi vida. Creo que la gente conecta con esa autenticidad”.
Esa transparencia es, para ella, lo que marca la diferencia en un entorno digital cada vez más competitivo. “Soy 100% genuina, y eso genera mucha confianza. Muchos alumnos me eligen por cómo comunico, porque sienten que pueden conocerme realmente desde las redes”, afirma.
Consultada sobre sus próximos objetivos, Delfina no duda: seguir ayudando a más personas a vincularse con el inglés desde el disfrute. “No hay nada que me dé más felicidad que ver a mis alumnos contentos, avanzando, ganando confianza. Para mí, el éxito es eso: saber que nuestro trabajo transforma vidas”, dice con una sonrisa.
Además, se enorgullece de haber sido convocada por medios de comunicación y de haber logrado un crecimiento sostenido sin perder de vista su esencia. “Recibir el reconocimiento de tantos alumnos y también de la prensa fue muy movilizante. Me hizo valorar aún más cada paso recorrido”, reflexiona.
Para quienes desean emprender en el ámbito educativo, su consejo es claro: “Sean genuinos. Formen desde la pasión, y no pierdan nunca el vínculo humano con sus alumnos. Esa conexión es lo que hace la diferencia”.
En cada paso, Delfina demuestra que enseñar va más allá de transmitir conocimiento: es generar experiencias transformadoras. Su lema lo deja claro: “La gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero nunca olvidará cómo los hiciste sentir”. Y a juzgar por sus alumnos, eso es justamente lo que ella hace: dejar una huella que va mucho más allá del idioma.
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