Cuidar los viejos árboles
Una minuciosa investigación emprendida a través de varios lustros ha permitido comprobar que los huecos producidos en los troncos de los árboles por la degradación de la madera y a través de los años -no menos de 100 y hasta 200- son elegidos como refugios donde protegen su cría animales de diversas especies.
Inversamente, también se pudo probar que la destrucción de esos árboles añosos constituye una potencial amenaza para la supervivencia de las especies que buscan refugio en esos nidos improvisados, resultado de muchos años de vida en que obraron el asedio de las lluvias, el viento, los cambios de temperatura y la acción de pájaros, hongos, insectos u otros agentes naturales.
Los animales que se sirven de esos huecos son diversos: aves como carpinteros, búhos, tucanes, mamíferos como ardillas y comadrejas, y otros como serpientes o ranas.
Quienes han venido realizando este cuidadoso estudio son: en nuestro país, Kristina Cockle, coordinadora del proyecto Selva de pino Paraná, investigadora posdoctoral del Conicet; Kathy Martin, de la British Columbia, de Canadá, y Tomasz Wesolowski, de Polonia. Ellos trabajaron con grupos de estudiantes en una relevación de ese tipo de nidos durante un período que ha oscilado entre los 5 y los 25 años.
Así, se contabilizaron un total de 2805 huecos en bosques y selvas de los tres países. Asimismo, confrontaron los resultados obtenidos por ellos con estudios semejantes desarrollados en Europa, Oceanía, Asia y otras regiones de América.
Es válido recordar que la ecología estudia las relaciones de los organismos con su entorno.
La labor continua de investigación en esta ciencia ha permitido enunciar una afirmación de carácter fundamental: en la biosfera se establece una compleja interrelación entre los seres vivos y el medio, que el hombre no debe alterar.
Los árboles, aun muy añosos, son útiles para la supervivencia de distintas especies, ya que los huecos producidos por su degradación sirven para que la vida continúe.