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Cuidado cuando le ofrecen un té o un vaso de agua

La modalidad de las viudas negras se trata de un juego delictivo de mujeres jóvenes que eligen a hombres 20 años mayores o más, como blancos a través de aplicaciones de citas o encuentros casuales en bares, y les hacen creer que caen rendidas ante los encantos de las generosas billeteras de los masculinos deseosos de sexo rápido,  luego los drogan y los desvalijan.


Esta es la historia de una dulce abuelita llamada Gloria Aurora, de 78 años, quien tiene dos nietos y cobra una jubilación y pensión, las cuales retira religiosamente cada mes en el cajero del banco. Tiene historial  laboral poco claro, el único ingreso en blanco en su vida lo tuvo cuando trabajó presa en un penal federal por tareas menores, años atrás, cuando fue detenida a los 66 años. Fue condenada en 2008 por drogar con un té a un hombre que conoció en la calle. En abril último, la Policía de la Ciudad volvió a arrestarla por un nuevo ataque.

En aquella ocasión, en agosto de 2007, concretó una cita con un señor de Mataderos 13 años mayor, hoy fallecido, y que se dedicaba al negocio de las bombas de agua. La salida ocurrió días después de conocerlo en la calle. Lo encontró en la esquina de Alberti y Pola. El hombre, deslumbrado y excitado la llevó a su casa, donde Gloria le preparó el té. En vez de endulzarlo le puso una importante cantidad de Alplax. Con el viejo ya rendido, comenzó a revolverle las pertenencias mientras el hombre balbuceaba en el piso, dopado, incoherente. Le sacó, por ejemplo, un importante anillo de sello. Se ve que se encariñó con la casa porque a las 21:30, seguía allí. Pero había un dato que desconocía la dulce y sexy abuela, el hijo llegó para ver a su padre a esa horaSe sintió sorprendido por la desconocida señora, y le exigió explicaciones. Le abrió la cartera. El anillo de sello de su padre estaba allí. Llamó a la Policía Federal. Además del anillo, le encontraron las llaves de la casa del hombre y dos frascos con pastillas del psicofármaco. 

Gloria terminó presa, y hasta salió en los diarios. El Tribunal N°1 la condenó a tres años y nueve meses. Su defensa apeló, sin éxito.

Hoy, Gloria está de vuelta, con el mismo modo de operar.  En abril último, la Policía de la Ciudad la detuvo por el delito de tentativa de hurto calificado por un ataque a un hombre de 83 años. La pobre víctima fue encontrada en la confitería El Molino en la esquina de Terrada y Elpidio González, casi inconsciente en un sillón. Apenas llegó a decir que había tomado un café con “una mujer” poco antes. Así, una empleada del lugar lo acompañó al hospital Álvarez, donde lo pudieron identificar por un certificado de vacunación que llegaba entre sus pertenencias.  También tenía un teléfono, que comenzó a sonar. Quien llamaba era un vecino que, curiosamente, aseguró que había visto a una desconocida en su departamento. Así, despacharon un patrullero de la fuerza porteña al lugar. Y nuevamente Gloria fue arrestada, con casi 20 pastillas de Alplax en su cartera.

En estos tiempos de muchas almas solitarias y con hombres muy mayores, que gracias al Viagra vieron reverdecer sus deseos sexuales, que luego salen a cazar mujeres que atiendan sus descontrolados deseos y erecciones, se toparon esta vez con una señora de barrio, que sin mayores atractivos más que una buena oreja para escuchar las fantasías masculinas, comienzan con un  simple vaso de agua o un té, una aventura que de seguro,  JAMÁS OLVIDARÁN… 

Ojo que con eso de que un vaso de agua no se le niega a NADIE, atención señores o señoras…




 


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