Cuentas públicas y transparencia
El actual gobierno provincial no se ha caracterizado por un prudente manejo de las finanzas públicas, a pesar de que su mandato coincidió con un período de alta expansión económica a partir de la cual se pudieron sumar mayores recursos provenientes de la coparticipación federal y otros aportes nacionales, como un incremento de la recaudación provincial.
En un período de holgura económica de estas características es cuando los gobiernos (al igual que las familias) deben ahorrar para cuando vengan, y siempre vienen, tiempos de estrechez. Los mentados fondos anticíclicos, previstos en nuestro caso en la ley de responsabilidad fiscal, son el instrumento apto para hacerlo.
Pero nada de esto ha ocurrido, ya que los presupuestos de la actual gestión provincial han terminado todos con déficit. Cierto es que, a la vez, se ha producido una relativa reducción de la deuda pública por el llamado programa de des endeudamiento de las provincias, en realidad una condonación de ajustes e intereses otorgado por el gobierno central. Pero en nuestro caso con la contrapartida de haber desistido de acciones judiciales por los perjuicios de la promoción económica. En otras palabras la reducción de la deuda no ha sido gratis.
A este manejo fiscal poco eficiente, el gobierno le agrega ahora el no responder a los pedidos de informes de los legisladores sobre la situación fiscal, en particular sobre cuál será la magnitud del déficit acumulado en el corriente año.
Curiosamente algunos funcionarios culpan del déficit al Legislativo por haber recortado recursos. Argumento casi surrealista por que la Legislatura aprobó una ley impositiva que incrementó el impuesto a los ingresos brutos, es decir aumentó los recursos ya que no disminuyó ningún otro gravamen.
Lo que sí hizo el Legislativo fue reducir la autorización de endeudamiento requerida por el Ejecutivo, es decir exigirle que redujera el rojo presupuestario, situación que al parecer está lejos de haberse cumplido, de ahí la negación a dar información.
Por su lado, algunas voces críticas han dejado trascender la opinión de que la no autorización del gobierno en no entregar la información es porque no se quiere impactar (negativamente) en la campaña de Francisco Pérez. Sería lamentable que esto fuera así y probablemente no sea así, por lo que es de esperar que antes de los comicios se conozca lo que ya se debió haber conocido mucho antes, con lo cual el gobierno provincial dará por tierra con este argumento y estas sospechas.
Sin embargo, la "realidad es la única verdad", como le gustaba decir al líder del partido gobernante, y la verdad que el déficit es bastante mayor que el presupuestado. La ejecución del presupuesto 2010 cerró con un déficit de 856 millones de pesos, según un estudio del CEM.
Su estimación para este año es un rojo de 730 millones, que algunos análisis estiman será bastante mayor. Pero más preocupa que el gasto público sea abrumadoramente gasto corriente, gasto en personal; cerca del 80% del gasto de la provincia y los municipios corresponde a ese rubro. Es cierto que el personal es el recurso básico para la prestación de la mayor parte de los servicios del Estado, pero tan cierto como eso es que la cantidad de empleados de planta y contratados crece constantemente, y a una tasa mayor que la población.
Finalmente, unos datos para una comparación odiosa: para este año Mendoza tiene presupuestado como gasto de capital unos 1.000 millones de pesos, algo más del 10% sobre los poco más de 9.000 mil millones del presupuesto. San Luis, nuestro vecino, tiene un gasto de capital de 2.175 millones, el 54%, de un presupuesto de 4.000 millones de pesos. Las palabras sobran.