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Cuarentena: las industrias y actividades que abrirán en la provincia de Buenos Aires

Axel Kicillof insiste en que no se puede flexibilizar la cuarentena, pese a que el Gobierno le concedió la reactivación de fábricas en el GBA. Reactivarán algunos negocios a pedido de los intendentes.

Es probable que el Conurbano y la Ciudad permanezcan en fase tres, es decir con aislamiento controlado, cuando Alberto Fernández anuncie este fin de semana cómo sigue la cuarentena. Sin embargo, a la apertura de algunas actividades que comenzaron en territorio porteño se sumaron otras este martes del otro lado de la avenida General Paz.

Esto sucedió a pesar de las críticas que el gobierno de Axel Kicillof le hizo a la estrategia del jefe porteño, Horacio Rodríguez Larreta, a quien acusan por el aumento de contagios. El panorama en Provincia fue tratado este martes por Kicillof, con funcionarios nacionales, encabezados por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. Allí insistió con su teoría de que la cantidad de casos en el Area Metropolitana impide “flexibilizar” la cuarentena. Horas antes, a través del Boletín Oficial, el Poder Ejecutivo decretaba la habilitación de nuevas actividades en seis municipios clave del cordón industrial bonaerense solicitadas por sus respectivos intendentes a través del propio gobernador.

Los distritos habilitados -que se suman a otros que ya habían logrado cierta apertura- son:

La Matanza: el municipio más grande podrá reabrir ahora la actividad automotriz y de autopartes, calzado e indumentaria, metalúrgicas, maquinaria y equipos, industria gráfica, madera y muebles, juguetes, textiles, química y petroquímica, además de plástico.

San Martín: a los rubros anteriores agregará cemento, cuero, neumáticos, bicicletas y motos, celulosa y papel, además de cerámicos.

Quilmes: textil y juguetes.

Pilar: productos del tabaco, autopartes y motores.

Tres de Febrero y Zárate: industria automotriz y de autopartes.

 

Temprano, Kicillof recibió el respaldo de Alberto Fernández, precisamente en el acto de reapertura de las actividades en la planta de Volkswagen en el partido de Tigre.

El Presidente parece advertir un cambio de ritmo en el humor social, después de 60 días de aislamiento obligatorio. Por eso mencionó que preocupa “tanto la salud de la gente como la productividad de la economía argentina”. Aunque advirtió: “No es, como repite algún tonto, que nos enamoramos de la cuarentena. Está visto que es lo que tenemos que hacer”.

Poco antes, el gobernador dio una entrevista a Canal 13, en el que justificó las medidas de apertura de actividades y a la vez trató de disimular que se tratara de una tendencia hacia la “flexibilización” de la cuarentena, una palabra que parece quemar en boca de sectores oficialistas.

Con todo admitió que “está la posibilidad de autorizar el pedido a pedido de cada intendente el comercio sólo barrial y hay muchísimas restricciones de transporte y protocolos muy rígidos”.

La habilitación de comercios barriales o “de cercanía” es lo que vienen reclamando especialmente los jefes comunales de Juntos por el Cambios -aunque también varios oficialistas, por lo bajo- a imagen y semejanza de lo que puso en marcha Larreta en la Capital.

Por el momento, Kicillof puso más énfasis en movilizar con protocolo la actividad industrial, prolongar la producción agropecuaria, de alimentos, insumos sanitarios, y habilitar la comercialización de productos no esenciales en medio centenar de municipios, sobre todo del interior.

Conviven dos mundos paralelos: los 25 distritos del Gran Buenos Aires con el corset comercial casi inalterable. Y el Interior, donde en comunas como las de Coronel Suárez ya pasaron por los tres estadios y permite las salidas recreativas de los vecinos.

Es una descompresión por goteo. El gobernador se pone a resguardo cada vez que le atribuyen flexibilizar la cuarentena. “No se puede volver a la normalidad. Es un sueño, una fantasía, un suicidio colectivo, porque el virus está circulando y su bien se puede contener, no se lo puede controlar”, afirmó este martes.

Un ejemplo que ponen las autoridades bonaerenses es el de Chascomús. Por el contagio de cinco personas determinó una “vuelta atrás” en las medidas de distensión comunitaria.

Otro tanto ocurre en Castelli y Dolores, distritos lindantes. Baradero también. Y una experiencia a medias en Mar del Plata con la liberación del comercio y los paseos programados.

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