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Cuando te pierdas vuelve al punto de partida

Circula un chiste que dice que antes los padres tenían tres o cuatro hijos y que ahora los hijos tienen tres o cuatro padres.

familia
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No tiene mucha gracia pensar que tener varios padres no solo no suma amor, protección y cuidado, sino que resta responsabilidad, respeto y autoridad.

Los padres compiten por el cariño del niño, y para conquistarlo, dicen a todo que si porque comparten pocas horas con la criaturita que por supuesto terminará eligiendo al más permisivo y complaciente.

Así es que a permitir y complacer muchachos. Hamburguesas, papas fritas, tablet, celulares y PlayStation. Cero reglas.

Y no solo compiten los padres biológicos, las nuevas parejas de los papis también compiten. Cuatro adultos monigotes intentando seducir a la criaturita que poco tardará en tomarlos de punto, como decía mi abuela.

Otro detalle interesante que veo en mis reuniones desde hace años, son mujeres resentidas porque el marido las dejó por una mujer más joven y no le alcanza la plata que el ex le pasa (mientras este trata de bancar dos casas por el mismo sueldo).

El resentimiento se multiplica cuando el ex tiene otro hijo con la jovencita que está muy lejos de la menopausia que golpea la puerta de una madre que cree estar peleando por los derechos del niño.

El padre, de poca inteligencia emocional, no sabe bien cómo relacionarse con esa criaturita que, domingo a domingo, aparece cada vez más lejano y desconocido.

Es muy difícil salir de ese laberinto donde el impulsivo portazo los metió por no haber luchado lo suficiente para defender la familia que formaron.

Vemos con aceptación y admiración el divorcio exprés, por internet, unilateral, sin mediación. Sin reflexión.

Sin meditar, sin negociar, sin ceder.

Con este panorama: ¿cómo no asumir la consecuencia lógica de chicos-adolescentes malcriados, caprichosos y agresivos? ¡Algo estamos haciendo mal! Harina y agua no es pizza es engrudo.

Hasta no reconocer la responsabilidad de los adultos no podremos cambiar. Nadie entra a quirófano por propia voluntad si no reconoce estar enfermo y no cree en que la operación es la solución.

Los hijos piden a gritos límites, disciplina, educación, y los padres están ocupados en ser exitosos, tener plata, bajar de peso, ser jóvenes y felices como ven en las publicidades.

Todo esto ocurre mientras guardamos el pescado en la alacena y le echamos la culpa al vecino por el olor a podrido.

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