Cuando la sociedad es cómplice de la pedofilia
La atracción de los hombres por adolescentes sigue formando parte de “los permisos de la masculinidad” sin caer en la denuncia social.
La gente suele asociar la pedofilia o mejor dicho la efebofilia (atracción por adolescentes entre 14 y 19 años) como el acto sexual o material pornográfico con menores de edad. Sin embargo, es mucho más que eso y la sociedad lo acepta como algo “normal” en los hombres.
La efebofilia es la condición en la cual personas adultas experimentan atracción sexual hacia adolescentes. Usualmente ubicado entre los 14 y 19 años. La efebofilia no es un modelo mental, sino un patrón de conducta heredado por la cultura patriarcal en la que vivimos y que hoy en día la mujer sigue tomando un rol sumiso.
Históricamente siempre estuvo naturalizado el hecho de hombres que buscan y hasta engañan a sus parejas con chicas jovenes, "pendejas" y muchas mujeres caen en la justificación de "los hombres son así". Repitamos esa frase una vez más…"los hombres son así". ¿Así cómo? ¿Acaso no es está mal que un hombre mayor se caliente o busque a "pendejas" de 16 a 19 años?.
Si uno investiga la atracción de los hombres hacia mujeres de temprana edad, la mayoría de los hombres consultados dan respuestas que son indignantes, por ejemplo: "y bueno pero está muy desarrollada", "no parece de su edad", "ella me buscó", “me hace sentir más joven”. La cuestión de la juventud es un tema muy visto en los hombres de 40, 50 años quienes insisten en que mantener una relación sexual con una chica de 19 años los hace “rejuvenecer”, “sentirse plenos”.
¿Qué pasa como sociedad que avalamos y no denunciamos estas cosas? ¿Por qué el hombre sigue quedando como el que tiene permitido todo mientras que la mujer tiene que quedar a merced de sus deseos?
Según Luis Ávalos de la Red de Psicólogxs Feministas, lo que ocurre en esta situación se debe a la cultural patriarcal del varón adulto quien “puede escoger adolescentes como niñas para su satisfacción sexual con impunidad”.
“La cultura patriarcal lleva a que el hombre goce esos permisos sin consecuencias. Hay una impunidad que goza el hombre al hacer uso y abuso de esos cuerpos, de forma concreta o representativa por ejemplo a través de fotos o pornografía de niñas y adolescentes. Uno de los casos más normales son los grupos de WhatsApp de hombres donde circulan fotos o videos de menores de edad y todo esto amparado por la complicidad masculina”, comentó el psicólogo.
Hoy en día con el tema de las redes sociales este problema social se incrementa aún más. La constante exhibición del cuerpo en Internet provoca el efecto en muchas personas, generalmente en hombres de considerar al mismo como “mercancía” para el disfrute ajeno. “Hay que reflexionar mucho sobre este tema, porque la exhibición del cuerpo de las menores en las redes termina dejando impune e invisibilizando la problemática que justamente se nutre de esa idea de la libertad de mostrar el cuerpo sin límite de edad”, comentó Ávalos y agregó, “Me parece interesante invitar a la reflexión, a quién ayuda, a qué intereses son funcionales, hasta qué punto publicar esas fotos forman parte de la libertad de cada uno o a una especie de moda a la que adherimos sin cuestionarlo”, finalizó el psicólogo.
Más allá de la falta de conciencia de que puede tener una menor de edad sobre la publicación de fotos provocativas en las redes sociales, volvemos al punto de la cultura machista. ¿Qué pasa por la cabeza de los hombres que buscan jóvenes? Pasa el patriarcado y una educación que fomentó la idea de superioridad en los hombres, dejando a la mujer a su servicio.
Por suerte, actualmente hay hombres que comienzan a cuestionar estas cosas, a empezar a desnaturalizar la idea de que esto “está bien”. Sin embargo, todavía falta mucho más con concientizar a nivel social.
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