Policiales
Cuando la Justicia no es justa, no es Justicia
Diego Rodríguez era un joven y prometedor modelo de 28 años y lo asesinaron en el año 2010 en Liniers para robarle la camioneta. Como la investigación no avanzaba ni obtenía resultados en dar con el homicida, su mamá se dedicó a investigar y logró siete años más tarde que apresaran al delincuente. El homicida recibió apenas seis años de cárcel en un juicio abreviado. Ya está libre.
La mamá del joven asesinado se llama Matilde Sarubbi y es una heroína anónima que hizo lo que no haría jamás la Justicia, pero su trabajo fue en vano. Como mamá-detective, durante siete años buscó a quienes le gatillaron en la cabeza a su hijo. Se infiltró en villas, vestida con harapos, buscando a los asesinos. Sin darse cuenta, descuidó a su esposo y a sus dos hijas. Pasó noches enteras sin poder pegar un ojo. Asumió ese rol frente a la ausencia del Estado.
Viajó a Paraguay, donde encontró al que había disparado y logró que lo detuvieran, siete años después. Se encargó de buscar a los testigos y convencerlos de superar el miedo a declarar. Venció al cáncer. La Justicia le dio la espalda, una y otra vez.
Ingresaba a la villa, con peluca, anteojos negros y vestida como indigente. Iba a la estación de servicio de la entrada y ahí organizaba su silenciosa jornada, lo tomó, como algo personal, ya que la Justicia no hacía nada. No le importaron los riesgos. Se juró no involucrar a sus dos hijas, que no sabían lo que ella hacía. Allí se enteró que al asesino se lo había llevado a Paraguay su padrastro, y que trabajaba en la construcción. Lo sacó de la villa tapado con alfalfa, en la caja de su camioneta roja. "Mamá, me tengo que ir porque me mandé una cagada", reconoció el adolescente antes de desaparecer.
El malviviente se llama Edgar Romero Ruiz Díaz tenía 17 años al momento del crimen, nacido en Paraguay, vivía en Ciudad Oculta, en Mataderos, y fue quien gatilló la pistola. Llegó hasta el Pasaje El Chacho al 6800, pasadas las nueve de la noche en un Fiat Palio robado, junto a dos cómplices que ya están muertos.
Es bueno que se conozca el nombre de quien hizo TODO lo posible para semejante injusticia y es la fiscal Patricia Quirno Costa. La indolente funcionaria, sin consultarla y violando la Ley de Víctimas, había acordado un juicio abreviado. Inicialmente había pedido doce años de prisión. Pero ella misma lo bajó a la mitad, o sea a seis años, para poder ajustarse al abreviado. Ese acuerdo sólo se puede llevar a cabo cuando la condena es de 6 años o menos. Sin ninguna duda no quería trabajar. El asesino fue llevado a juicio gracias al trabajo y tesón de una mamá. La Justicia, prácticamente no investigó el delito. La ironía es que la misma fiscal que durante nueve años no se interesó en esclarecer el hecho, fue quien forzó el juicio abreviado, alegó que lo hacía, para no prolongar el proceso.
Otro dato para que usted se indigne, había un testigo de identidad reservada que no podía ser encontrado. Con ese dato, una vez más, tuvo que la Mama investigadora, que se encargara de averiguar su paradero, descubriendo que seguía estando en el mismo lugar, adonde nunca, la justicia lo fue a buscar.
En idioma popular, la Dra. Patricia Quirno Costa, no solamente no trabajó, también mintió y mentir es un pecado. Hoy es día de la madre, y sin dudas Matilde Sarubbi, es una SEÑORA MAMÁ, así con mayúsculas. A la fiscal, dejo que ustedes decidan como llamarla…
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