¿Cuál fue la fórmula de Alemania para "encerrar" al Covid-19 que Argentina debiera imitar?
El objetivo de Angela Merkel era bajar el contagio. Cada infectado en el país europeo enferma a 0,7 personas y según los científicos, "si la tasa es menor a 1, el virus se contiene". En mayo abrirán comercios y escuelas. ¿Cómo lo hizo?
Una buena noticia llega desde Alemania en medio de la brutal pandemia por Covid-19: ese país logró controlar el virus. Así lo confirmó el ministro de Sanidad, Jens Spahn, un hombre que está mostrando ambición política en esta crisis, al asegurar que al crisis "está bajo control".
¿Cuál fue la clave? Según el instituto Robert Koch, cada contagiado infecta a 0,7 personas. Los científicos entienden que si esa tasa es menor a 1,0 el virus termina por contenerse. Y ese justamente, era el objetivo principal de Angela Merkel porque garantizaría que el potente sistema sanitario alemán no colapsaría. Ese dato se suma al dato positivo: seis de cada siete enfermos pueden ser tratados por su médico generalista sin tener que ser hospitalizados.
Como aspecto negativo, el viernes fue el día que Alemania tuvo más contagiados. El número de muertos llegaba a 4.352, (una proporción de 53 por millón de habitantes, ocho veces menos que en España).
El secreto del éxito de Alemania, comparándola con España e Italia, radica en años de preparación del sistema sanitario. En cuanto empezaron a llegar las noticias de los muertos en Italia, la Sanidad alemana desencadenó una masiva campaña de test. Su sistema sanitario lleva millones de test y con esa estrategia consiguió aislar a gran parte de los enfermos, evitando así que contagiaran a más personas.
Berlín tenía de todo. En Alemania nunca faltaron respiradores, barbijos, ningún otro material sanitario ni millones de kits para hacer tests.
La cantidad de unidades de cuidados intensivos es clave para responder a una crisis así. Según los datos de la OCDE, Alemania tenía al inicio de la crisis 33,9 camas de cuidados intensivos por cada 100.000 habitantes. Tres cuartas partes de esas camas tenían respirador.
La previsión de Merkel fue también clave. Hace años dirigentes de su partido pedían a la jefa del gobierno alemán que recortara el gasto sanitario. Creían que había gasto superfluo, que Alemania tenía un sistema sobredimensionado y que ahí podía ahorrar. Ella no lo veía así y siempre mantuvo el gasto sanitario por encima de sus vecinos. El diario Financial Times recordaba el pasado fin de semana que la fundación Bertelsman calculaba justo el año pasado que a Alemania le sobraban la mitad de sus camas hospitalarias y que mantenerlas era un gasto inútil.
Los hospitales alemanes tenían al inicio de esta crisis 497.000 camas, casi 6 por 100 habitantes, una tasa muy por encima de cualquier otro país europeo y que por ejemplo multiplica por cuatro la del Reino Unido. Además, esas camas no se concentran en pocos y grandes hospitales, también están en centros medianos y pequeños repartidos por todo el país. Y todos tienen su unidad de cuidados intensivos.
La efectiva estrategia alemana, fue hacer millones de test, detectar a los enfermos y aislarlos.
La nueva prioridad del gobierno alemán es la producción de más material sanitario. Varias empresas alemanas empezarán a producir a partir de agosto 40 millones de barbijos quirúrgicos por semana y 10 millones de barbijos FFP2, los que dan más protección. Por ahora, el uso de los barbijos es una recomendación, no una obligación.
Los dirigentes políticos alemanes no hablan, como en otros países de “vuelta a la normalidad”. En Berlín ya se trata de “nueva normalidad”. Al menos mientras no llegue una vacuna. Precisamente, en Europa es un laboratorio alemán el que más cerca está de conseguirla.
¿Cuál fue la clave? Según el instituto Robert Koch, cada contagiado infecta a 0,7 personas. Los científicos entienden que si esa tasa es menor a 1,0 el virus termina por contenerse. Y ese justamente, era el objetivo principal de Angela Merkel porque garantizaría que el potente sistema sanitario alemán no colapsaría. Ese dato se suma al dato positivo: seis de cada siete enfermos pueden ser tratados por su médico generalista sin tener que ser hospitalizados.
Como aspecto negativo, el viernes fue el día que Alemania tuvo más contagiados. El número de muertos llegaba a 4.352, (una proporción de 53 por millón de habitantes, ocho veces menos que en España).
El secreto del éxito de Alemania, comparándola con España e Italia, radica en años de preparación del sistema sanitario. En cuanto empezaron a llegar las noticias de los muertos en Italia, la Sanidad alemana desencadenó una masiva campaña de test. Su sistema sanitario lleva millones de test y con esa estrategia consiguió aislar a gran parte de los enfermos, evitando así que contagiaran a más personas.
Berlín tenía de todo. En Alemania nunca faltaron respiradores, barbijos, ningún otro material sanitario ni millones de kits para hacer tests.
La cantidad de unidades de cuidados intensivos es clave para responder a una crisis así. Según los datos de la OCDE, Alemania tenía al inicio de la crisis 33,9 camas de cuidados intensivos por cada 100.000 habitantes. Tres cuartas partes de esas camas tenían respirador.
La previsión de Merkel fue también clave. Hace años dirigentes de su partido pedían a la jefa del gobierno alemán que recortara el gasto sanitario. Creían que había gasto superfluo, que Alemania tenía un sistema sobredimensionado y que ahí podía ahorrar. Ella no lo veía así y siempre mantuvo el gasto sanitario por encima de sus vecinos. El diario Financial Times recordaba el pasado fin de semana que la fundación Bertelsman calculaba justo el año pasado que a Alemania le sobraban la mitad de sus camas hospitalarias y que mantenerlas era un gasto inútil.
Los hospitales alemanes tenían al inicio de esta crisis 497.000 camas, casi 6 por 100 habitantes, una tasa muy por encima de cualquier otro país europeo y que por ejemplo multiplica por cuatro la del Reino Unido. Además, esas camas no se concentran en pocos y grandes hospitales, también están en centros medianos y pequeños repartidos por todo el país. Y todos tienen su unidad de cuidados intensivos.
La efectiva estrategia alemana, fue hacer millones de test, detectar a los enfermos y aislarlos.
La nueva prioridad del gobierno alemán es la producción de más material sanitario. Varias empresas alemanas empezarán a producir a partir de agosto 40 millones de barbijos quirúrgicos por semana y 10 millones de barbijos FFP2, los que dan más protección. Por ahora, el uso de los barbijos es una recomendación, no una obligación.
Los dirigentes políticos alemanes no hablan, como en otros países de “vuelta a la normalidad”. En Berlín ya se trata de “nueva normalidad”. Al menos mientras no llegue una vacuna. Precisamente, en Europa es un laboratorio alemán el que más cerca está de conseguirla.
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