Cuádruple crimen de Mendoza: hay más sospechas contra el chico de 14
El único testigo en el asesinato había asegurado que estaba escondido mientras su amigo de 9 mataba a su madre y a sus abuelos. Sin embargo, los investigadores sostienen que según los rastros de sangre en la escena del crimen, podría haber sido él quien atacó a los adultos.
Según fuentes de la investigación, cada vez hay más evidencias que contradicen lo declarado por el adolescente de 14 años en cuanto al modo en que murieron asesinados su amigo de 9, la madre de éste y sus dos abuelos.
La noche de la masacre, el jueves pasado, el menor de 14 había declarado que un "hombre de negro, encapuchado, entró por el patio y los atacó a todos con un cuchillo".
La hipótesis tomó un giro inesperado, luego del que el adolescente de 14 años hicera una nueva delcaración en la que confesara ante la fiscal Claudia Ríos, que en realidad él le había clavado "una vez" el cuchillo a su amigo Exequiel, de 9 años. Aunque aclaró lo había hecho para defenderse, porque el nene "ya había asesinado a su madre adoptiva y a
sus abuelos".
Además, el testigo contó que, luego del crimen de los tres adultos, Exequiel, le pidió que lo ayudara a lavarse la sangre y juntos fueron al baño. Allí su amigo habria querido suicidarse, pero como él intentó impedirlo el chico de 10 años trató de matarlo y tuvo que defenderse.
Ahora, las pericias indican que el nene asesinado fue atacado por detrás, tiene cortes en la nuca y al menos cuatro puñaladas en la espalda que, en teoría "no pudo provocarse por sí mismo", según afirmó un investigador, y añadió que "el atacante lo sorprendió y él no pudo defenderse".
Otro momento que aún no queda claro para la fiscalía, en cuanto a los relatos del adolescente, era si realmente estaba escondido detrás de la TV mientras su amigo de 9 supuestamente asesinaba. Ya que ese aparato está ubicado en la sala que queda más cerca de la puerta de entrada, por donde ingresaron la abuela Sara García (de 83 años) y el abuelo Alfonso Alí Miguel (de 80) antes de ser asesinados tras regresar de misa.
Según, una pericia por las huellas y rastros que quedaron, el chico de 14 "estaba escondido de la mirada de los que iban a entrar, no de quien estaba en la casa (su amigo de 10 años)". Y por eso la sospecha policial es que se escondió allí para atacar a los abuelos.