Crítica eclesial al fomento del juego
En un reciente documento, la Iglesia Católica reiteró su crítica a la proliferación de casinos, bingos y tragamonedas, que fomentan la adición al juego.
La Iglesia enfatiza las relaciones entre el juego y la política y critica el argumento muchas veces esgrimido por gobernantes, en el sentido de que lo que se recauda por el juego puede financiar planes sociales, porque gran parte del los ingresos del juego proviene de jugadores de bajos ingresos y es apropiado en su mayoría por un reducido grupo de empresarios. Otro argumento de peso contra la expansión de las salas de juego es que pueden ser utilizadas para el lavado de dinero, facilitando la rentabilidad del delito. A pesar de estos conocidos reparos de orden social y de seguridad, desde 2003 las salas de juego han tenido una enorme expansión debido a la política habilitante del Gobierno Nacional y de algunos provinciales, y un empresario cercano al kirchnerismo se ha convertido en el principal empresario del juego del país.
La Iglesia ha reiterado su crítica a la expansión de las salas de juego, por su efecto social. Desde 2003, la política oficial facilitó ese negocio, que tuvo un gran crecimiento.