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Cristina muestra el juego, en su intento por recomponer el poder

* Julio Blanck. La Presidente ensaya un juego de dualidades, en su primer intento por construir un sistema de poder y gestión propio después de la muerte de Néstor Kirchner. Es un juego de riesgo, inherente a la construcción política

La Presidente ensaya un juego de dualidades, en su primer intento por construir un sistema de poder y gestión propio después de la muerte de Néstor Kirchner. Es un juego de riesgo, inherente a la construcción política. Con mucho para perder porque hay mucho para ganar. Detalle principal: esa tarea ardua siempre la hizo Kirchner. En ese ir y venir afiebrado se suele tragar un sapo cada día y, si todo sale bien, se obliga a los demás a tragar dos . Hay que tener práctica para que el truco sea eficaz.

A Cristina le gustan los kirchneristas de paladar negro . Es su forma de nombrar a los incondicionales, los que nunca ponen peros y cumplen sin protestar. El problema de ese sistema de espejos es que al final demasiada gente se queda afuera. Y se le termina hablando a pocos, siempre los mismos. Construir poder requiere de otras tolerancias. La Presidente lo está intentando. De allí las dualidades, de las cuáles pueden identificarse al menos tres.

Primera : En ejercicio de su indeseada comandancia en solitario, Cristina avaló la pronta ratificación de Hugo Moyano como aliado principal del Gobierno. Fue por boca de Aníbal Fernández y significó la renovación del contrato asociativo que venía firmando Kirchner con el camionero.

Pero al mismo tiempo la Presidente quiere achicar la distancia con los empresarios, que perciben a Moyano como una amenaza. ¿Ella misma tiene esa sensación? Por lo pronto tendió un cordón sanitario alrededor del jefe sindical, acotando algunas de sus iniciativas más fuertes.
Así propició, a través de Julio De Vido, la reapertura del diálogo de la CGT con la Unión Industrial. Puso sobre la mesa la postergación sin fecha del proyecto sindical para repartir entre los trabajadores el 10% de las ganancias empresarias .

También está dejando languidecer en el Congreso el nombramiento de jueces laborales auspiciados por Moyano, lo que le permitiría acrecentar más su poder de negociación. Hasta el viernes, los pliegos de esos jueces propuestos tenían solamente cuatro firmas en la Comisión de Acuerdos. Hay una sola manera de entenderlo: nadie desde la Casa Rosada llamó para apurar la firma de los senadores kirchneristas Además. Cristina dio luz verde para que los operadores políticos del Gobierno le arrimen la piedra esmeril a la jefatura de Moyano en el peronismo bonaerense, resistida ya sin disimulo por todo el aparato territorial, que prefiere relacionarse con el gobernador Daniel Scioli.

Segunda : Mantuvo a Amado Boudou en Economía, frenando alguna operación prematura en su contra. Sobre todo la que buscó instalar que el manejo de la economía pasaba a manos de De Vido y que, de modo muy poco elegante, fue empujada por banqueros amigos del poder cuando Kirchner aún no había sido llevado en su regreso final a Río Gallegos. Se asegura, incluso, que Cristina le advirtió a De Vido que no iba a tolerar esas maniobras.

Pero al mismo tiempo la Presidente dejó correr módicamente las voces críticas contra Boudou surgidas desde la propia Casa Rosada, a propósito de su infeliz definición acerca de qué sector social sufre más el golpe de la inflación.

Y tampoco se privó de hacer tempranas consultas con economistas, ajenos hoy al esquema de gobierno pero que siempre orbitaron cerca del kirchnerismo.

Uno de los consultados sobre el panorama económico fue Mario Blejer, que supo presidir el Banco Central en tiempos de la presidencia de Eduardo Duhalde. El otro consultado fue Miguel Peirano, último ministro de Economía en la presidencia de Kirchner.

A ninguno le ofrecieron de frente el ministerio que encabeza Boudou. Pero los dos hicieron saber a sus interlocutores, por si las moscas , que no concebían ningún cambio verdadero en la gestión si Guillermo Moreno continúa circulando sin patente desde la Secretaría de Comercio.

El futuro de Boudou es un signo de interrogación, aunque no habría que esperar definiciones cercanas. Pero un peronista todoterreno que trabajó junto a Kirchner desde la primera hora y que sigue ahora cerca de Cristina definió con crudeza, hablando de la ausencia de Kirchner: "Más grave que haber perdido al conductor político es haber perdido al ministro de Economía".

Tercera : La Presidente dio instrucciones para que los temas del armado político ahora pasen por ella. Y los de la estrategia en el Congreso también. Pero no hay remplazo a la vista para la omnipresencia de Kirchner ni para su capacidad de disciplinar a la tropa propia y atemorizar a los opositores . Eso se vio en el desastre de denuncias por presiones y supuestas coimas con que concluyó la sesión de Diputados en la que los kirchneristas buscaron forzar la aprobación del Presupuesto. Fue también la derrota del intento ordenado por Cristina, negándose a cualquier forma de negociación.

Un curtido operador parlamentario admitió que no era la primera vez que se hablaba con legisladores de la oposición "para que voten con nosotros o se vayan a la hora de votar" . Muchas veces funcionó, y muchas otras no. Pero es la primera vez que esa maniobra se hace pública durante una sesión. Conclusión del operador oficialista: "Lo peor de todo es que hasta nos perdieron el miedo".

Nadie le discute hoy a Cristina la jefatura del peronismo y mucho menos la del Gobierno. Pero mientras esperan que se aproxime el momento de la definición electoral y ver quién los ayuda mejor a conservar el poder territorial de cada uno, los gobernadores e intendentes hacen lo mismo que hizo Carlos Reutemann al desmarcarse del Peronismo Federal y correrse hacia una zona peronista sin sobrenombres: respetan el luto, apoyan a la Presidente y desensillan hasta que aclare , aunque no lo anden declarando a los medios.

Al mismo tiempo, con una horizontalidad incipiente y desconocida en estos años, varios ministros del gabinete iniciaron una discreta guerra interna para ocupar espacios de poder y de influencia alrededor de la Presidente. Quizás tengan la sensación de que hay un vacío que puede ser conquistado. Esos espacios ciertamente no existían en vida de Kirchner, que lo ocupaba todo .

Bastante se ha dicho ya, y mucho más se dirá todavía, de las internas palaciegas florecidas en estos veinte días transcurridos desde la muerte del jefe indiscutido.

La mayor tarea política que tiene ahora por delante la Presidente es recomponer el sistema de poder que inventó Kirchner. Del éxito o el fracaso en esa empresa quizás dependa todo lo demás.