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Cristina, más inflexible que Néstor

El 14 de agosto, candidatos anti-K bregarán por posicionarse como "la" alternativa al actual modelo.

Cree que para octubre seguirá con favoritismo. Se vienen Santa Fe, balotaje en capital y Córdoba.

Se muestra firme pese a panorama electoral inmediato desfavorable e insiste en privilegiar a

La economía manda. Y ordena con hilos invisibles el mantenimiento del statu quo político, salpicado con conflictos y estados de ánimo exasperados en medio de un profuso proceso electoral que dentro de 98 días desembocará en la renovación presidencial. Por más escándalos, denuncias, actos de corrupción y formas prepotentes de interactuar con la ciudadanía, los comicios celebrados hasta aquí en varios distritos demostraron un favoritismo casi excluyente hacia los oficialismos.

"En época de bonanza económica, los que tienen más posibilidades son los Ejecutivos", reconoció a "Río Negro" el socialista Hermes Binner. El precandidato presidencial del Frente Amplio Progresista pondrá a prueba esta premisa el próximo domingo, cuando su delfín Antonio Bonfatti pelee la sucesión en Santa Fe frente al peronista Agustín Rossi y al cómico de Midachi Miguel Del Sel, exponente de Mauricio Macri, la estrella porteña que viene de vapulear en primera vuelta al K Daniel Filmus.

La víscera más sensible, el bolsillo, influye en el conservadurismo del votante, al que suele escucharse despotricar cotidianamente contra el gobernante de turno, aunque a la hora de votar padece de un ataque de amnesia y pone a resguardo su estabilidad financiera personal y hogareña.

La encuestadora que más se aproximó al resultado electoral de hace una semana en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sigue afirmando que Cristina Fernández se impondrá el 23 de octubre sin necesidad de ir al balotaje.

Tendría, así, asegurada la reelección. Sin embargo, y a pesar de la falta de una presencia opositora contundente (la fragmentación se mantiene en un lote en el que marchan Ricardo Alfonsín, Elisa Carrió, Binner, Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá), el dinamismo de los acontecimientos y la realización de una interna abierta, obligatoria y simultánea el 14 de agosto alientan alguna esperanza de unificar al conjunto detractor del kirchnerismo detrás de un solo binomio.

"No somos tan manejables. A Cristina, que venía en una crecida sostenida y eso es sagrado en el peronismo, nadie la discutía. Pero empezaron a escucharse detonaciones y se vieron afectados aliados esenciales, gobernadores, intendentes, sindicalistas, que sin llegar a una rebelión franca, ponen poco empeño para sostener a quienes fueron puestos para desplazarlos".

En el justicialismo histórico reina esa desazón frente al avance digitado de jóvenes de La Cámpora que asumieron los primeros lugares en las nóminas legislativas, coordinados desde la Rosada por quien es hoy de hecho el virtual jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, y poco pudieron hacer hace siete días para impedir que Macri aventajara a Filmus por cerca de 20 puntos.

No hubo una estampida hacia la ciudadela de Duhalde, porque todavía intendentes del Gran Buenos Aires, el candidato a gobernador de Córdoba José Manuel De la Sota y el senador Carlos Verna (quien renunció a ser el postulante del PJ de La Pampa para no ser avasallado por Cristina) saben que para mantener el poder "hay que tragarse algunos sapos".

Visualizan como lógico que la presidenta encare un ajuste de tuercas interno, incorporando a la juventud y abriendo una renovación vital. No obstante, hacen notar falta de muñeca para negociar o atender los consejos de los asesores más conocedores del paño pejotista.

"Néstor (por Kirchner) también nos apretaba, pero más allá de sus arrebatos, cuando se llegaba al punto de rompimiento, sabía detenerse y abrir la puerta para conversar. Cristina no. Sigue adelante y abre frentes de combate sin medir las consecuencias", se le señaló a este diario.

"Falló (Carlos) Zannini", repiten por lo bajo, mientras gremialistas e históricos del peronismo ensayan otros caminos para no dejar afuera "a la gente de experiencia" y recostarse únicamente "en bisoños con poca visión de futuro".

¿Dará Cristina marcha atrás? Es difícil, contestan, mientras observan qué destino les dará a dos senadores "castigados": Nicolás Fernández (que terminó aceptando la conducción estratégica de su jefa y formaría parte del gabinete si se concreta la reelección) y José Pampuro, al que se le daría una salida diplomática.

Tendrá problemas mayores de aquí en más el jefe de senadores del FpV, Miguel Pichetto, quien espera que agosto traiga alguna claridad. El legislador rionegrino no es indiferente a la sangría en su bloque, pero no deja de resaltar la incapacidad para construir un modelo estratégico alternativo por parte de dirigentes del peronismo disidente y del panradicalismo.

"Con un guiño, Cristina podría contentar a todos. Lamentablemente no es su estilo dar el brazo a torcer", lamentó por su parte el senador Verna, ducho en bambolearse de acuerdo con los intereses de su provincia.

"Una segunda derrota en capital no es buena, pero seguramente la presidenta aspira a fortalecer un piso propio cercano al 40%", comentaron por su parte los peronistas que observan como Filmus va "al matadero" el 31 de julio. No colaboraron con el senador los kirchneristas que dijeron sentir "asco" por los habitantes de Buenos Aires que "egoístamente" se inclinaron por Macri.

El jefe de gobierno porteño hace la suya. No se acerca al peronismo ni tampoco apoya a ningún aspirante al sillón de Rivadavia. Tampoco polemiza con la presidenta e incluso le mandó decir a su segunda, María Eugenia Aguilar, que no la descarte entre sus preferencias. En sus cálculos figura como posible que deba convivir cuatro años más con Cristina y su propósito es mejorar y hacer más madura la relación.

Uno de los estrategas comentó que a Mauricio, cuyo abuelo en Italia militaba en el qualanquismo (el partido del hombre común), no le conviene acercarse a Alfonsín ni a Duhalde. Por el contrario, le recomiendan seguir fortaleciéndose y desde una perspectiva de centroderecha proyectarse hacia el 2015, cuando Cristina esté inhabilitada constitucionalmente para volver a postularse.