Cristina, boom de consumo y créditos de empresa a empresa
* Por Horacio Riggi. Algo empezó a cambiar en los últimos tiempos entre los empresarios argentinos. Se percibe, se nota. En general, muchos siguen sin querer a Cristina Fernández de Kirchner pero, paradójicamente, quieren que gane las elecciones.
Claro, la Presidenta aún no habló de candidatura alguna, aunque muy pocos creen que no irá por la reelección.
Y el principal motivo del cambio está centrado en que no ven en ningún candidato de la oposición la fuerza, ni el impulso, ni el consenso social que lo habilite para sentarse en el sillón de Rivadavia. Por si esto fuese poco, más allá de las reiteradas críticas al plan económico, y al manejo en sí de la economía que tiene el Gobierno, la mayoría vio crecer a su empresa.
También notan que el boom del consumo no es precisamente una sensación. Los shoppings están atestados, al igual que los restaurantes, y los centros turísticos explotan cada fin de semana largo.
El mercado inmobiliario es una muestra más. La clase media, conformada por dueños de pequeños negocios y empleados con sueldos más acomodados casi no tiene créditos para comprar su primera vivienda o cambiar la actual por una más grande. Sin embargo, la compra-venta de casas y departamentos volvió a mostrar en febrero (últimos datos provistos por el Colegio de Escribanos de Buenos Aires) signos positivos. En realidad, los números son tan positivos como novedosos: las operaciones que movieron el negocio del real estate, en el segundo mes del año fueron las más caras, es decir aquellas que superaron los $ 250.000 (62.500 dólares).
Según se explica en la página 16 de este mismo diario, esa franja de operaciones ocupaba en febrero del año pasado un 42,4% del total, en tanto que las ventas de inmuebles por un valor inferior a los $ 250.000 representaron un 57,5 por ciento. Lo que todos se preguntan es quién compra viviendas en la Argentina. Parece que la explicación sigue apuntando a los extranjeros y a los dueños de la soja, es decir, a los hombres de campo que deciden apostar una parte de sus ganancias a los ladrillos.
Pero si se habla de créditos, también da la sensación de que las empresas no los reciben. Sin embargo, el último informe del BCRA muestra que el stock de préstamos en pesos otorgados al sector privado subió cerca de $ 4.000 millones en el último mes. Dentro de ese monto se cuentan las líneas comerciales, las financiaciones con tarjeta, los préstamos personales y los créditos con garantía real. Hay más datos. En los últimos doce meses los créditos comerciales aumentaron 34 por ciento.
Con este panorama de consumo casi en su máxima expresión comienzan a circular por la cabeza de varios gerentes financieros de grandes empresas todo tipo de ideas relacionadas con hacer rendir más el dinero. No es novedad que las empresas grandes tienen mayor poder de negociación frente a los proveedores. Tampoco, que las empresas de retail o las de comida rápida sólo para dar un par de ejemplos hacen caja diariamente y pagan a 30, 60 ó 90 días. Con una inflación como la Argentina, si el dinero no se invierte, se puede perder mucho más de lo estimado. Por eso, varias de estas empresas que reciben dinero a diario quieren empezar a otorgar créditos a sus proveedores. Por ahora, la idea a los empresarios les parece genial. Claro, necesitan que alguien del Gobierno apruebe...
Y el principal motivo del cambio está centrado en que no ven en ningún candidato de la oposición la fuerza, ni el impulso, ni el consenso social que lo habilite para sentarse en el sillón de Rivadavia. Por si esto fuese poco, más allá de las reiteradas críticas al plan económico, y al manejo en sí de la economía que tiene el Gobierno, la mayoría vio crecer a su empresa.
También notan que el boom del consumo no es precisamente una sensación. Los shoppings están atestados, al igual que los restaurantes, y los centros turísticos explotan cada fin de semana largo.
El mercado inmobiliario es una muestra más. La clase media, conformada por dueños de pequeños negocios y empleados con sueldos más acomodados casi no tiene créditos para comprar su primera vivienda o cambiar la actual por una más grande. Sin embargo, la compra-venta de casas y departamentos volvió a mostrar en febrero (últimos datos provistos por el Colegio de Escribanos de Buenos Aires) signos positivos. En realidad, los números son tan positivos como novedosos: las operaciones que movieron el negocio del real estate, en el segundo mes del año fueron las más caras, es decir aquellas que superaron los $ 250.000 (62.500 dólares).
Según se explica en la página 16 de este mismo diario, esa franja de operaciones ocupaba en febrero del año pasado un 42,4% del total, en tanto que las ventas de inmuebles por un valor inferior a los $ 250.000 representaron un 57,5 por ciento. Lo que todos se preguntan es quién compra viviendas en la Argentina. Parece que la explicación sigue apuntando a los extranjeros y a los dueños de la soja, es decir, a los hombres de campo que deciden apostar una parte de sus ganancias a los ladrillos.
Pero si se habla de créditos, también da la sensación de que las empresas no los reciben. Sin embargo, el último informe del BCRA muestra que el stock de préstamos en pesos otorgados al sector privado subió cerca de $ 4.000 millones en el último mes. Dentro de ese monto se cuentan las líneas comerciales, las financiaciones con tarjeta, los préstamos personales y los créditos con garantía real. Hay más datos. En los últimos doce meses los créditos comerciales aumentaron 34 por ciento.
Con este panorama de consumo casi en su máxima expresión comienzan a circular por la cabeza de varios gerentes financieros de grandes empresas todo tipo de ideas relacionadas con hacer rendir más el dinero. No es novedad que las empresas grandes tienen mayor poder de negociación frente a los proveedores. Tampoco, que las empresas de retail o las de comida rápida sólo para dar un par de ejemplos hacen caja diariamente y pagan a 30, 60 ó 90 días. Con una inflación como la Argentina, si el dinero no se invierte, se puede perder mucho más de lo estimado. Por eso, varias de estas empresas que reciben dinero a diario quieren empezar a otorgar créditos a sus proveedores. Por ahora, la idea a los empresarios les parece genial. Claro, necesitan que alguien del Gobierno apruebe...