Crímenes en Rosario: los sicarios de los narcos cobraron entre 200 y 400 mil pesos para matar a los taxistas y al playero
El fiscal Patricio Saldutti aseguró que los homicidios fueron “para causar conmoción pública”. Además, confirmó la participación de menores de edad, que fueron contratados ya que no podían ser arrestados por ser inimputables.
Los adolescentes sicarios que cometieron los crímenes de dos taxistas (Héctor Raúl Figueroa y Diego Alejandro Celentano), un colectivero (Marcos Iván Daloia) y un playero (Bruno Bussanich) en Rosario cobraron entre 200 y 400 mil pesos para matarlos. Esto se pudo determinar este martes en el Centro de Justicia Penal, donde se realizó a la mañana una audiencia por la ola de asesinatos que conmocionaron a la ciudad santafesina en marzo.
En total hay seis personas imputadas, entre las que se encuentra un viejo conocido del delito, Alejandro Isaías Núñez, más conocido como “Chuky Monedita”. Además, aparecieron otros nombres de mucho peso en el ámbito delictivo: Claudio “Morocho” Mansilla y Esteban Lindor Alvarado.
“Chuky Monedita” está detenido en la cárcel de Piñero -donde cumple condena por homicidio y prisión preventiva por otros expedientes- y fue imputado hoy por los fiscales Patricio Saldutti, Franco Carbone y Adrián Spelta por instigar los crímenes de los dos taxistas y además ordenar la balacera a la Comisaría 15°. La Justicia lo apuntó de usar, mediante terceros, a adolescentes sicarios que no puedan ser arrestados por ser menores.
Según señalaron, “Monedita” encomendó el plan a su pareja, Brenda Pared, quien tiene prisión domiciliaria en una causa por droga y es su única visita autorizada a la cárcel.
De acuerdo a la imputación, Brenda fue quien se habría encargado de distribuir las armas a los sicarios, junto a cómplices como Macarena Muñoz y su pareja, Gustavo Márquez, que reclutaron a dos menores para matar a sangre fría a los taxistas. Estos últimos habrían cobrado 300 mil pesos por el ataque a Figueroa, mientras que por el homicidio de Celentano habrían cobrado 200 mil pesos.
Días atrás, un testigo de identidad reservada afirmó ante la Justicia de menores que quien mató al taxista Celentano fue el mismo que asesinó al playero Bussanich y al taxista Figueroa.
“Monedita” está detenido desde 2015 y tiene una condena por un homicidio. En la cárcel, según se desprende de varios legajos penales, terminó reconvertido en “jefe de asociación ilícita” y administrador de búnkeres, según informó Rosario3.
Los crímenes que sacudieron Rosario
El primero ocurrió a principios de marzo en la intersección de las calles Flammarión y Lamadrid del barrio Tiro Suizo, en el sur de esa ciudad santafesina.
La víctima fue identificada como Héctor Figueroa, de 43 años. El hombre conducía un Fiat Cronos que utilizaba como taxi cuando un supuesto pasajero le disparó dos veces en la cabeza y lo mató en el acto.
En el lugar, dejó una zapatilla junto al vehículo. “Esto no fue un intento de robo, porque al compañero le dispararon a quemarropa y no le llevaron la plata, ni el auto, ni el celular. Esto es un mensaje mafioso para alguien. El servicio nocturno no debería funcionar más”, manifestó José Iantosca, titular de la cámara de taxis.
La sospecha tomó todavía más fuerza cuando se confirmó que las vainas utilizadas para el asesinato tenían la inscripción PSF, correspondiente a la Policía de Santa Fe. Los investigadores corroboraron que ambos crímenes fueron ejecutados con la misma pistola 9mm.
Horas después mataron a otro taxista, identificado como Diego Alejadro Celentano, de 32 años. Lo encontraron en el interior de su auto con al menos un disparo en la cabeza, en la intersección de las calles Marcelo T. de Alvear y Garmendia.
La modalidad del homicidio es idéntica a la que se utilizó la noche anterior: los agresores fueron dos y dejaron tirada al lado del auto una zapatilla.
Tres días después, fue baleado mientras trabajaba el colectivero Marcos Iván D’Aloia de la línea “K” de trolebuses, de 39 años. Estuvo internado en un hospital y falleció a las 48 horas.
El asesinato del playero Bruno Bussanich ocurrió al día siguiente del ataque a D´Aloia, en una estación ubicada en Mendoza al 7600. Un sicario armado entró a la oficina del lugar y disparó tres veces contra el joven que estaba trabajando.
En total recibió dos disparos en el pecho y uno en la cabeza, y murió poco después en el hospital al que fue trasladado.
En la escena del crimen, los investigadores encontraron una nota dirigida al gobernador de la provincia de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y al ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni, en la que se los critica por la situación penitenciaria en la provincia.
“Esta guerra no es por territorio. Es contra Pullaro y Cococcioni. Así como nosotros llegamos a 300 muertos, estando unidos vamos a matar más inocentes por año”, dice la nota, que está firmada por “Zona Norte, Zona Sur y Zona Oeste”.
Dejá tu comentario