Crimen en Villa Gesell: el padre de Máximo Thomsen aseguró que “no tuvieron un plan para matar”
Fue esta tarde luego de la visita de los familiares a los rugbiers detenidos en Pinamar por la muerte de Fernando Báez Sosa. Su hijo está imputado como coautor del crimen.
Lo dijo Marcial Thomsen, padre de Máximo, el atacante con más “positivos” en las dos ruedas de reconocimiento y uno de los acusados con la figura de coautor
"Nunca te podés imaginar una cosa así. Es una desgracia. Sólo puedo decir que no hubo un plan para matarlo". La frase impactó este sábado por la tarde cuando finalizó la visita de familiares a los rugbiers detenidos en Pinamar por el crimen de Fernando Báez Sosa (19). Solo uno habló con la prensa, fue Marcial Thomsen, padre de Máximo, uno de los más complicados en la causa: está acusado de coautor y ya fue reconocido por cinco testigos.
A una semana del crimen, este sábado fue el primer día sin grandes novedades en la causa. El compás de espera se acabará este lunes, cuando se retomen las ruedas de reconocimiento y se inicien las pericias sobre los celulares secuestrados a los detenidos.
El detalle más destacado de la jornada fue la visita de los familiares (y la frase de uno de los padres) a los 10 rugbiers detenidos, todos alojados ahora en la comisaría 1ra. de Pinamar (cinco de ellos habían pasado la semana en la 2a. de Gesell). Bajo un sol puro y unos 27 grados de temperatura, el paso de los allegados a los acusados del asesinato de Fernando fue acelerado en el corto recorrido que unía sus vehículos con el ingreso a la seccional.
Pocos levantaron la vista para mirar de reojo a la prensa, que apostada a unos 30 metros fue registrando todo el momento. El ingreso fue entre las 13.30 y las 14, para extenderse hasta las 17. No es el primer contacto de los rugbiers con su gente, ya que el miércoles también se les había permitido ser visitados.
Para este lunes está previsto el reinicio de las ruedas de reconocimiento y seguramente otros tres testigos, amigos de la víctima, observarán a través de una mirilla en una puerta a cada uno de los detenidos, entremezclados con "falsos detenidos" de similares características físicas e identificados con números.
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