Policiales
Crimen de Vicente López: nuevas pruebas complican a Martín Del Río
La Justicia logró abriri los celulares del presunto parricida y contrariamente a su declaración, no contestó mensajes ni mails en el horario del asesinato.
La coartada dada por Martín del Río en la investigación que busca determinar si los asesinatos de sus padres fueron en realidad un doble parricidio se cayó cuando la Justicia logró abrir los celulares del acusado.
Los investigadores del posible doble parricidio cometido en el partido bonaerense de Vicente López establecieron que, en el horario crítico del día del crimen, no contestó mails ni mensajes con su móvil, como había mencionado en su declaración indagatoria.
"Es un gran mentiroso. En una primera revisión que hicimos del celular que usaba con frecuencia Del Río, ya comprobamos que su coartada es falsa. La tarde del 24 de agosto en la franja horaria clave, no envió ningún correo electrónico", dijo una fuente judicial.
Es que al día siguiente de su detención, cuando fue indagado, Del Río explicó que tras una reunión que culminó a las 16 en un bar de Palermo, caminó hasta el Hipódromo de dicho barrio porteño, allí se tomó un taxi y volvió a su camioneta, que había dejado estacionada en Núñez, donde permaneció hasta las 18.30 contestando mensajes de WhatsApp y mails.
La fuente consultada explicó que durante las 16.50 y las 18.30, que en parte es el período en el que el "caminante encapuchado" quedó filmado yendo y volviendo de la escena del crimen "se abrió el mail de Del Río y se chequeó que ese día, no envió ningún correo".
"Tampoco durante ese horario usó el teléfono, ni con datos, ni con GSM", dijo la fuente en referencia al uso de alguna aplicación de mensajería o a las llamadas de línea común que se hacen o reciben por antena.
"Verificamos nuestra hipótesis. Del Río dejó 'vivo', es decir, encendido en su camioneta su celular para tener coartada, no ser geolocalizado y despistar, mientras iba y volvía de matar", afirmó el investigador judicial consultado.
Dos son los celulares peritados, el primero y más importante por ser el que usaba el día del doble crimen y el que arrojó estos datos, es un Samsung Galaxy A80 que le fue secuestrado a Del Río el día de su detención, el 7 de septiembre, cuando llegaba a su casa del barrio Barrancas del Lago del country Nordelta, en el partido bonaerense de Tigre.
El otro es un Samsung Galaxy S8 que fue secuestrado en el allanamiento que los fiscales y la policía hicieron en un departamento que alquilaba Del Río en el edificio "Forum Alcorta" del barrio porteño de Belgrano, y que ya se determinó que usó en algún período, pero solo como "backup".
"Ese es un teléfono que era de su madre, pero que él lo usó cuando mandó a reparar el suyo. Encontramos mensajería de la época en la que lo tenía su mamá, pero también algunos mensajes de cuando lo tuvo en su poder Del Río", explicó una fuente.
Más allá de esta primera inspección que hicieron los técnicos y los fiscales, los dos aparatos ya fueron peritados con UFED (Dispositivo Universal de Extracción Forense, según sus siglas en inglés), un software con el que se pudo hacer una copia de todo el contenido que tengan sobre llamadas entrantes y salientes, tráfico de datos, mensajería, fotografías, audios y cualquier archivo que esté alojado en su memorias internas o tarjetas SIM.
Los fiscales de la causa, Alejandro Musso, Martín Gómez y Marcela Semería, ahora deberán analizar y procesar toda esa información para buscar algún mensaje o dato que sirva para la investigación.
También se aguardan los primeros peritajes balísticos, en especial, uno específico para saber, de acuerdo al análisis de los proyectiles y vainas secuestrados en las autopsias o la escena del crimen, qué marca y modelo de pistola 9 milímetros fue la empleada en el doble asesinato.
El abogado jubilado, ex policía y comerciante José Enrique Del Río (74) y su esposa María Mercedes Alonso (72) aparecieron asesinados -él de tres balazos y ella de uno-, el pasado 25 de agosto en el interior de su automóvil en el garaje de su casona de la calle Melo 1101, de Vicente López.
Tras el hallazgo de los cadáveres fue detenida la empleada que trabajaba para las víctimas, María Ninfa "Nina Aquino, pero 12 días después fue liberada por el juez de Garantías Ricardo Costa.
Su hijo menor, Martín Del Río, fue detenido el 7 de septiembre como autor del doble parricidio y quedó imputado por "doble homicidio cuádruplemente calificado por el vínculo, la alevosía, por criminis causa (matar para lograr la impunidad) y por el uso de arma de fuego", delito que prevé como única pena la prisión perpetua.
Para el equipo de fiscales, el comerciante que heredó los negocios de su padre fue quien el 24 de agosto por la tarde llegó a la casa de la calle Melo, con alguna excusa convenció a sus padres para subirse al auto Mercedes Benz E350 estacionado en la cochera y los ejecutó con una pistola calibre 9 milímetros desde el asiento trasero, para luego simular un robo en la propiedad y huir de la escena del crimen.
Los fiscales creen que el móvil fue económico, ya que no podía sostener la mentira de una mudanza que les había prometido a un departamento de Núñez valuado en más de un millón y medio de dólares que no había terminado de comprar.
La defensa de Del Río presentó un pedido para liberar al acusado al considerar que la data de la muerte estimada en las autopsias -madrugada del 25 de agosto-, no coincide con el momento en el que para los fiscales se cometió el doble crimen -la tarde del 24-, cuestionó a los testigos que lo identificaron como el "caminante encapuchado" de los videos y pidió que investiguen como posibles autores del hecho al hermano y la amante de su cliente.
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