"Creo que el peronismo tiene una carga alucinatoria notable"
Por Diego Sasturain* Su último libro, "La carne de Evita", crea un espacio entre el peronismo mítico y el antiperonismo.
La carne de Evita , el nuevo libro de Daniel Guebel que reúne cuatro textos; dos novelas cortas, "La infección vanguardista" y "Monumentos", la obra de teatro "La patria peronista" y un cuento, "El libro negro". El resultado es un libro que se encaja en un espacio ideal situado entre la mitología del peronismo y los lugares comunes del antiperonismo. O en ambos. Trascurre la tarde en un bar del bajo Belgrano, y Guebel se presta a una entrevista.
¿Por qué un libro sobre el peronismo y sobre la figura de Evita? ¿Qué tiene de raro o de malo? –risas- En realidad, es un desvío de otro propósito; yo quería escribir la biografía de un artista plástico desconocido y pésimo que se volvía extraordinario cuando recibía encargos. Y de golpe me aparece la figura de Perón como el autor del primer encargo. Y eso me transformó el libro. Porque de hecho, de ese primer relato, de "La infección vanguardista", salen todos los otros. En rigor, después de escribir La vida por Perón , yo me había quedado con la idea de que un diálogo entre un joven montonero y Perón era, en el fondo, una obra teatral. Y que un día la iba a escribir.
¿Eso lo retoma en "La patria peronista"? Claro, es esa obra de teatro sobre el peronismo que yo tenía abandonada y que entra en serie cuando me siento a escribir "La infección vanguardista". De allí sale el relato "Monumentos", después continúo la obra teatral y, mientras estaba escribiendo "Monumentos" me encuentro con una anécdota, que es una anécdota cierta que abre El libro negro : Evita le encarga a su chofer que busque a la gente del pueblo que está en las paradas de los colectivos y que la lleve a su casa, y que los ministros de gobierno hagan lo mismo. O sea que es un libro mosaico encadenado.
¿Los textos salieron en serie? Los tres relatos salieron en serie, y la obra de teatro alguna manera anticipa a los relatos y, de alguna manera se justifica por la existencia de ellos. En realidad, yo quería hacer también un mosaico de géneros. Quería escribir un poema dramático. Que fuera una especie de Isis y Osiris de Plutarco, sólo que con Perón y Evita. Y eso tiene que ver, creo, con cierta idea subyacente en el texto y es que el peronismo es una antigua religión oriental de la que sólo nos quedan los monumentos y las intenciones que subyacen a los monumentos.
¿Trabajó sobre los lugares comunes del antiperonismo? Cuando yo empecé a escribir el libro, me di cuenta de que para escribir este libro no había que ser peronista ni antiperonista. Que en la narración podía hacer confluir y combinar ambos discursos: en una frase peronista, en la otra antiperonista, en una tercera narrador histórico objetivo.
En Monumentos hay un registro casi periodístico. ¿Por qué? Cuando yo empiezo a buscar información sobre la estética peronista para "La infección vanguardista", empiezo a juntar y me doy cuenta que amerita un texto propio. Esa información se junta con la periodicidad y la historicidad de las apuestas estéticas del peronismo, porque el peronismo histórico tiene una vocación monumentalista siempre frustrada. Y contar esa vocación monumentalista es contar la historia del peronismo en términos de una relación en el fondo triangular: Perón-Evita-Isabelita. De allí el delicado momento final (espero que sea delicado) que es el paso a una historia de fantasmas. Yo hace años que trabajo como editor de libros de investigación periodística. Buena parte de los libros de investigación periodística son sobre personajes del peronismo o sobre historias peronistas. Desde Perón hasta Kirchner. Este libro es el resumen de mi actividad de muchos años. Cuando yo trabajo con autores que trabajan el período histórico-mítico del peronismo, siempre hay un momento que me dicen "vos no vas a creer esto". Porque pasó. Y siempre es así. El peronismo tiene una carga alucinatoria notable. Hablando con un editor periodístico, una vez se me ocurrió proponer un libro sobre el radicalismo, y me dijeron ¡no! A nadie le importa.
Guebel Básico
Narrador, dramaturgo, periodista y editor. Publicó, entre otras, las novelas "Matilde", "El perseguido", "El terrorista", "La vida por Perón", "El caso Voynich" y "Ella". Los libros de relatos "El ser querido" y "Los padres de Scherezade". En teatro, "Adiós Mein Fürer", "Dos cirujas" y "Dos obras ordinarias", en colaboración con Sergio Bizzio.
¿Por qué un libro sobre el peronismo y sobre la figura de Evita? ¿Qué tiene de raro o de malo? –risas- En realidad, es un desvío de otro propósito; yo quería escribir la biografía de un artista plástico desconocido y pésimo que se volvía extraordinario cuando recibía encargos. Y de golpe me aparece la figura de Perón como el autor del primer encargo. Y eso me transformó el libro. Porque de hecho, de ese primer relato, de "La infección vanguardista", salen todos los otros. En rigor, después de escribir La vida por Perón , yo me había quedado con la idea de que un diálogo entre un joven montonero y Perón era, en el fondo, una obra teatral. Y que un día la iba a escribir.
¿Eso lo retoma en "La patria peronista"? Claro, es esa obra de teatro sobre el peronismo que yo tenía abandonada y que entra en serie cuando me siento a escribir "La infección vanguardista". De allí sale el relato "Monumentos", después continúo la obra teatral y, mientras estaba escribiendo "Monumentos" me encuentro con una anécdota, que es una anécdota cierta que abre El libro negro : Evita le encarga a su chofer que busque a la gente del pueblo que está en las paradas de los colectivos y que la lleve a su casa, y que los ministros de gobierno hagan lo mismo. O sea que es un libro mosaico encadenado.
¿Los textos salieron en serie? Los tres relatos salieron en serie, y la obra de teatro alguna manera anticipa a los relatos y, de alguna manera se justifica por la existencia de ellos. En realidad, yo quería hacer también un mosaico de géneros. Quería escribir un poema dramático. Que fuera una especie de Isis y Osiris de Plutarco, sólo que con Perón y Evita. Y eso tiene que ver, creo, con cierta idea subyacente en el texto y es que el peronismo es una antigua religión oriental de la que sólo nos quedan los monumentos y las intenciones que subyacen a los monumentos.
¿Trabajó sobre los lugares comunes del antiperonismo? Cuando yo empecé a escribir el libro, me di cuenta de que para escribir este libro no había que ser peronista ni antiperonista. Que en la narración podía hacer confluir y combinar ambos discursos: en una frase peronista, en la otra antiperonista, en una tercera narrador histórico objetivo.
En Monumentos hay un registro casi periodístico. ¿Por qué? Cuando yo empiezo a buscar información sobre la estética peronista para "La infección vanguardista", empiezo a juntar y me doy cuenta que amerita un texto propio. Esa información se junta con la periodicidad y la historicidad de las apuestas estéticas del peronismo, porque el peronismo histórico tiene una vocación monumentalista siempre frustrada. Y contar esa vocación monumentalista es contar la historia del peronismo en términos de una relación en el fondo triangular: Perón-Evita-Isabelita. De allí el delicado momento final (espero que sea delicado) que es el paso a una historia de fantasmas. Yo hace años que trabajo como editor de libros de investigación periodística. Buena parte de los libros de investigación periodística son sobre personajes del peronismo o sobre historias peronistas. Desde Perón hasta Kirchner. Este libro es el resumen de mi actividad de muchos años. Cuando yo trabajo con autores que trabajan el período histórico-mítico del peronismo, siempre hay un momento que me dicen "vos no vas a creer esto". Porque pasó. Y siempre es así. El peronismo tiene una carga alucinatoria notable. Hablando con un editor periodístico, una vez se me ocurrió proponer un libro sobre el radicalismo, y me dijeron ¡no! A nadie le importa.
Guebel Básico
Narrador, dramaturgo, periodista y editor. Publicó, entre otras, las novelas "Matilde", "El perseguido", "El terrorista", "La vida por Perón", "El caso Voynich" y "Ella". Los libros de relatos "El ser querido" y "Los padres de Scherezade". En teatro, "Adiós Mein Fürer", "Dos cirujas" y "Dos obras ordinarias", en colaboración con Sergio Bizzio.