Noticias
Crean un sensor con nanotecnología que detecta el cáncer de pulmón antes de que el paciente tenga síntomas
El cáncer de pulmón provoca más de un millón y medio de muertes por año.
La falta de un adecuado tratamiento y, la detección tardía del cáncer, generan que este sea uno de las principales causantes de muertes a nivel mundial.
Si el cáncer se diagnostica tempranamente, es más probable que el tratamiento sea eficaz. La probabilidad de supervivencia aumenta, la morbilidad se reduce y el tratamiento es más barato. El diagnóstico y tratamiento precoces comportan mejoras notables en la vida de los pacientes.
A causa del cáncer de pulmón mueren más de un millón y medio de personas al año en todo el mundo, lo que lo convierte en uno de los cinco más mortales.
De ahí que cada avance en la materia sea bienvenido en el mundo de la ciencia.
Es lo que ocurrió con el proyecto de Priscila Kosaka Monteiro, investigadora química del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que resultó premiado por la Fundación Fero, que impulsa los estudios sobre el cáncer.
La mujer de 40 años desarrolló una tecnología “altamente sensible para la detección de proteínas de fusión, responsables de que las células sanas se transformen en malignas”.
Estas proteínas se encuentran en cantidades ultra-bajas en la sangre, y actualmente sólo son detectables mediante biopsias, un procedimiento invasivo que no puede usarse en estadios avanzados de la enfermedad. En tanto el dispositivo en el que trabajan cuenta con una tecnología de diagnóstico 100 mil veces más sensible que las existentes y es capaz de detectarlas en una muestra de sangre y “detecta el tumor cuando el paciente no tiene síntomas” todavía.
“Las tecnologías de hoy no consiguen penetrar el tejido. El plasma humano es como una sopa con una alta concentración de proteínas que hay que explorar y estos sensores permiten pescar al culpable, es decir, al biomarcador de la enfermedad”, explicó Kosaka Monteiro sobre su creación
Para realizar el testeo, el dispositivo -de tipo híbrido, que mezcla la nanomecánica y la nanoóptica- es sumergido en la muestra y, después, en una solución con nanopartículas de oro, que amplifican la señal de detección y reconocen la proteína en cuestión.
El sensor es capaz de descubrir los biomarcadores que circulan por la sangre en las diferentes etapas de la enfermedad. Los médicos podrán, por lo tanto, seguir el desarrollo del tumor con precisión y suministrarle un tratamiento más eficiente y más personalizado. “Por primera vez, vamos a tener información general, un mapa completo del tumor gracias a las huellas que habrá dejado en la sangre. Quiero que el cáncer de pulmón se transforme en una enfermedad crónica”, destacó la científica brasileña. Aunque su sueño sea eliminar la mortalidad por completo, ya se sentiría afortunada si su tecnología logra reducirla un 10%.
Por ahora -admitió Kosaka Monteiro- es imposible realizar un ensayo clínico y tampoco puede proponer su proyecto para la detección de otros cánceres. “Todavía me hace falta desarrollar sensores para cada tipo de proteína defectuosa. Sin embargo, está claro que este procedimiento traerá avances a la investigación, y ya es mucho”, concluyó.
La beca que recibió la investigadora consta de 80 mil euros y le permitirá continuar durante dos años los estudios, a los que la fundación distinguió por basarse en una “tecnología pionera de investigación”.
Si el cáncer se diagnostica tempranamente, es más probable que el tratamiento sea eficaz. La probabilidad de supervivencia aumenta, la morbilidad se reduce y el tratamiento es más barato. El diagnóstico y tratamiento precoces comportan mejoras notables en la vida de los pacientes.
A causa del cáncer de pulmón mueren más de un millón y medio de personas al año en todo el mundo, lo que lo convierte en uno de los cinco más mortales.
De ahí que cada avance en la materia sea bienvenido en el mundo de la ciencia.
Es lo que ocurrió con el proyecto de Priscila Kosaka Monteiro, investigadora química del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que resultó premiado por la Fundación Fero, que impulsa los estudios sobre el cáncer.
La mujer de 40 años desarrolló una tecnología “altamente sensible para la detección de proteínas de fusión, responsables de que las células sanas se transformen en malignas”.
Estas proteínas se encuentran en cantidades ultra-bajas en la sangre, y actualmente sólo son detectables mediante biopsias, un procedimiento invasivo que no puede usarse en estadios avanzados de la enfermedad. En tanto el dispositivo en el que trabajan cuenta con una tecnología de diagnóstico 100 mil veces más sensible que las existentes y es capaz de detectarlas en una muestra de sangre y “detecta el tumor cuando el paciente no tiene síntomas” todavía.
“Las tecnologías de hoy no consiguen penetrar el tejido. El plasma humano es como una sopa con una alta concentración de proteínas que hay que explorar y estos sensores permiten pescar al culpable, es decir, al biomarcador de la enfermedad”, explicó Kosaka Monteiro sobre su creación
Para realizar el testeo, el dispositivo -de tipo híbrido, que mezcla la nanomecánica y la nanoóptica- es sumergido en la muestra y, después, en una solución con nanopartículas de oro, que amplifican la señal de detección y reconocen la proteína en cuestión.
El sensor es capaz de descubrir los biomarcadores que circulan por la sangre en las diferentes etapas de la enfermedad. Los médicos podrán, por lo tanto, seguir el desarrollo del tumor con precisión y suministrarle un tratamiento más eficiente y más personalizado. “Por primera vez, vamos a tener información general, un mapa completo del tumor gracias a las huellas que habrá dejado en la sangre. Quiero que el cáncer de pulmón se transforme en una enfermedad crónica”, destacó la científica brasileña. Aunque su sueño sea eliminar la mortalidad por completo, ya se sentiría afortunada si su tecnología logra reducirla un 10%.
Por ahora -admitió Kosaka Monteiro- es imposible realizar un ensayo clínico y tampoco puede proponer su proyecto para la detección de otros cánceres. “Todavía me hace falta desarrollar sensores para cada tipo de proteína defectuosa. Sin embargo, está claro que este procedimiento traerá avances a la investigación, y ya es mucho”, concluyó.
La beca que recibió la investigadora consta de 80 mil euros y le permitirá continuar durante dos años los estudios, a los que la fundación distinguió por basarse en una “tecnología pionera de investigación”.
Dejá tu comentario