Corridas, peleas y color en las compras de la 'noche de los shoppings'
Cientos de personas se descontrolaron al querer aprovechar los descuentos de última hora ofrecidos por los centros comerciales en Navidad.
La Noche de los Shoppings se replica en Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza y Salta y vuelve a hacer realidad el sueño de poder hacerse de "esa" cartera deseada a un precio imposible.
Pero llevarse el objeto del deseo como si fuese una ganga tiene su costo: aglomeraciones, empujones y gritos ponen a prueba la paciencia, la tolerancia al ruido y el pudor, porque hay que estar dispuesto a aguantar que el de al lado quiera exactamente el mismo objeto o que alguien enfurezca al descubrir que ahora hacen el 50% de descuento por lo que acaba de pagar con el 20.
Julia Blanco parece sobrellevar muy bien estas situaciones de ruido, espera y pudor.
Compró el vestido deseado con un 30% de descuento. Como todos los años, llegó desde Federación para pasar Navidad en casa de su suegra, pero antes pasó por el Alto Palermo junto a su esposo y su hijo.
Entre los tres llevan cuatro bolsas. "No vengo por un descuento en especial, donde veo algo que me gusta entro. Siempre vale la pena. Es excelente", cuenta mientras ojea una agenda con dibujos en una librería.
En otro pasillo un grupo de amigos revisa libros de ciencia ficción y afirmaron a Télam que compraron tazas para regalar en Navidad y mallas para las próximas vacaciones.
Matías Luján se queja. Vino por un perfume pero en ningún local le ofrecieron más del 10% de descuento.
Las ofertas no vienen solas, llegan anunciadas por una versión reducida de comparsas integradas por no más de tres personas, pero por la intensidad del bullicio sonaban como un festejo pleno de carnaval.
Con uniformes de color y rostros cubiertos por antifaces, se dedicaban a alertar sobre las novedades y los descuentos instantáneos.
Todo lo que dicen parece estar cercado por un signo de exclamación. "¡Corran!, ¡Vamos!, ¡Ahora 40 por ciento! ¡Apurate! ¡Es la ropa que usa la China Suárez! ¡Y también Pampita!".
Resulta imposible no verlos venir por los pasillos a los gritos entre signos de exclamación y bailes frenéticos a los que se suman panderetas y un megáfono.
Al fondo de un local de zapatos, recupera el aliento Juana, la encargada.
La comparsa de descuento se acaba de ir y el último cliente, cupón en mano, ya fue despachado.
"Este año hay mucha menos gente, es que los descuentos no son tan buenos. Con las tarjetas tenés casi el mismo porcentaje y comprás tranquilo", explicó mientras se acomodaba su camisa.
No todos los shoppings son iguales. A 20 cuadras, el Abasto Shopping es el que cada año se queda con el premio de mayor vendedor. Y se nota. A las doce de la noche, la esquina de Gallo y Corrientes era un atolladero y las escaleras mecánicas se volvieron un infierno más parecido al subte B en hora pico.
En este shopping, los consumidores desafiaron la gravedad de tantas bolsas que llevan. Y para colmo, en el local de comidas rápidas vendían gaseosas en oferta de 2 por 1.
El Abasto tiene sus propias comparsas, pero la esencia del movimiento y el megáfono son iguales: La comparsa anuncia el descuento; mientras uno grita el porcentaje otro reparte números durante cinco minutos que después servirán para poder alzarse con el descuento buscado.
"Merry Christmas", gritaba uno de los líderes de la comparsa. "Come on", insistió, quizás porque los turistas chinos y japoneses eran mayoría.
Ni la hora, ni el calor, ni la congestión humana amedrentaron a familias que, pasada la medianoche, permanecieron en los locales.
Afuera, Xian, el del kiosquito chino de mitad de cuadra se queja y, en la esquina, Lucho -ya de madrugada y como fin de fiesta- empieza a levantar su puesto de venta ambulante de películas y ropa de La Salada.
(Fuente: Télam)