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Corregir el rumbo

*Por Ricardo Crespo. En 2009 publiqué un artículo sobre las causas de la crisis financiera de 2008 en la Revista Think. "Philosophy for everyone, del Royal Institute of Philosophy" de Gran Bretaña.

Los hechos de estos días en ese país me hacen pensar que tenía algo de razón en el modo en que acababa el artículo. Por más que Think sea una revista de divulgación (aunque de gran nivel) se ve que no nos hacen mucho caso a los filósofos. Allí concluía:

Las actuales políticas para remediar la crisis se focalizan en instrumentos técnicos. Si se quiere poner remedio sostenible a ésta se debería ponderar la red completa de causas y sus correspondientes remedios. Las causas psicológicas, morales, culturales e históricas de la crisis requieren los correspondientes remedios, no sólo remedios técnicos, pues son las raíces de la crisis, mientras que las causas técnicas son mucho más superficiales. Si sólo tratamos la crisis con regulaciones y gasto público se repetirá con certeza.

Lo que estamos viviendo estos días aún no es una crisis y se puede volver a salir repitiendo medidas técnicas, pero tanto podría suceder lo contrario, como que salgamos sólo provisoriamente. Por otra parte, el hecho de que está derivando en crisis políticas confirma la tesis de que se trata de algo que va más allá de la técnica.

Por eso, me parece interesante recordar el conjunto de causas que consideré en ese momento. Los fenómenos sociales son complejos. Se pueden contemplar al menos 5 niveles de análisis causal, progresivamente más profundos pero, a su vez, complementarios:

- nivel técnico: la mayoría de las opiniones emitidas se concentran en este campo, que es bien real, pero también el más superficial. Déficit fiscal, deudas públicas abultadas, ausencia de crecimiento, desempleo. Se trata más bien de problemas de la economía real, problemas no atacados en la crisis anterior. - nivel psicológico: se hacen muchas referencias al clima optimista de las euforias y los comportamientos de manada y pánicos frente al riesgo que exageran los movimientos conducentes a la crisis. De esto sabía mucho Keynes. Claramente la desconfianza -con fundamento-está operando estos días.

- nivel moral: En el 2008-9 se habló de fraude, de cortoplacismo, de codicia. Hoy día el problema moral parece ser más bien el no estar dispuestos a reconocer que no se puede seguir viviendo de arriba. La riqueza generada no alcanza para sostener el nivel de vida pretendido.

- nivel histórico-cultural: El hombre está inserto en una época y cultura. De un recuento de los hechos y rasgos culturales que conducen a la situación actual surgirán elementos técnicos, equivocaciones (errores o fallas morales) de personas o instituciones concretas, reacciones psicológicas más o menos masivas, hechos fortuitos. Sin duda, ayudará a entenderla.

- nivel filosófico o metafísico: estas situaciones ponen de manifiesto la futilidad de la idolatría de los instrumentos. Los alumnos de los master buscan que les enseñen instrumentos. Ya Platón en el Protágoras planteaba el tema de la ambición de reemplazar el azar incierto por la previsibilidad técnica. Pero esta empresa es parcial y por tanto no es realista. Pensar que la racionalidad técnica es todo, es fascinante por lo sencillo y práctico, pero es una simplificación que se paga cara, como estamos viendo. Lo único analizable sólo técnicamente en lo humano es lo puramente biológico.

En el campo humano es más importante la racionalidad psicológica y moral.

Las técnicas sirven sobre todo cuando apuntan a formar virtudes, caracteres, que es lo que falta: laboriosidad, frugalidad, ahorro, espíritu de servicio. Ningún sistema puede resolver los problemas económicos al margen de estas virtudes. Además, más eficaz que esas técnicas para forjar virtudes es la educación, entendida en el sentido griego de la paideia, la formación del carácter. Ojalá aprendamos y corrijamos el rumbo.