Correa, el editor de la prensa ecuatoriana
*Por Claudio Paolillo. De vez en cuando, a los dictadores o a los autócratas les viene un ramalazo de mala conciencia y, luego de pasarle por encima al pueblo, deciden acudir a él con el propósito de procurar al menos un poco de legitimidad. No cambian nada de su esencia; sólo quieren que la mayoría de la gente les diga "puede seguir adelante en su tarea de acogotarnos". A veces les sale bien; a veces, no.
En 1980, los generales de la dictadura uruguaya decidieron plebiscitar una nueva Constitución para perpetuarse "legalmente" en el poder. Fueron derrotados en las urnas. Lo mismo le sucedió al general Augusto Pinochet en 1988, cuando los chilenos le dijeron "basta".
Los modernos autócratas populistas de América latina parecen alumnos de los dictadores de antaño . A diferencia de los generales, los de hoy tienen legitimidad en el origen. Pero una vez en el poder, olvidan la Constitución y las leyes e inician un proceso de degradación democrática para mantenerse en el gobierno tanto tiempo como puedan. Eso ocurre, con variantes no despreciables, en la Venezuela de Hugo Chávez, en la Nicaragua de Daniel Ortega, en la Bolivia de Evo Morales, en la Argentina de los Kirchner y en el Ecuador de Rafael Correa.
El sábado 7 de mayo, el presidente Correa sometió a "consulta popular" una decena de asuntos en base a preguntas que, por cómo estaban formuladas, inducían a responder "Sí" . Una de ellas reflejaba la obsesión que mantiene el presidente desde que asumió el gobierno en el año 2006: su desprecio por la prensa independiente o crítica . Correa simplemente no tolera que le cuestionen nada y desde que está en el poder, no ha parado de insultar al periodismo no oficialista, ha confiscado y allanado medios de comunicación y ha presentado, él mismo, demandas judiciales por decenas de millones de dólares contra periodistas y periódicos independientes que, de ser acogidas por los jueces, provocarán su inexorable silenciamiento.
En el marco de esa cruzada intolerante, Correa obligó a los ecuatorianos a responder "Sí" o "No" a la siguiente pregunta: "¿Está usted de acuerdo que la Asamblea Nacional (...) expida una Ley de Comunicación que cree un Consejo de Regulación que regule la difusión de contenidos en la televisión, radio y publicaciones de prensa escrita que contengan mensajes de violencia, explícitamente sexuales o discriminatorios, y que establezca criterios de responsabilidad ulterior de los comunicadores o los medios emisores?". El "Sí" obtuvo el 44,9% (3.740.000) y el "No" el 42,1% (3.510.000). Hubo, además, 1.100.000 ciudadanos que votaron en blanco o anularon su sufragio (10%).
El triunfo del "Sí" habilitó al gobierno a decidir qué puede publicarse y qué no . Sin la legitimidad que pretendía (hubo más votos por el "No", anulados o en blanco que por el "Sí"), Correa está igualmente resuelto a cumplir su sueño de convertirse en el "Editor en Jefe" de toda la prensa de Ecuador y la libertad de expresión ha quedado herida de muerte .
Es la nueva táctica de los populismos autoritarios: utilizar instrumentos propios de la democracia (¿no es democrática una "consulta popular"?) para socavar los fundamentos de la democracia y, en nombre de los derechos humanos, violarlos de modo flagrante.