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Coronel Suárez: la periodista, sola, lee la Biblia

La periodista del horror, Estefanía Heit, está encerrada sola en una celda, y "lee todo el día", según informaron fuentes cercanas.

"Fanny" -como llaman sus conocidos a la periodista- no quiere escuchar radio ni mirar televisión. Camina descalza, come sano y está "tranquila" Hasta hace unos días, en la comisaría de Tornquist –exclusiva para mujeres– había apenas dos detenidas. Pero a fines de la semana pasada una de ellas recuperó su libertad.

Así, sólo quedó en un calabozo Estefanía Heit (29), la periodista de Coronel Suárez acusada junto a su pareja, el falso pastor Jesús Olivera, de mantener cautiva y someter a vejámenes a Sonia Molina (quien está hoy internada en un hospital reponiéndose de su estado "calamitoso": había bajado más de 20 kilos y tenía golpes, quemaduras y signos de abuso sexual).

Estefanía está en un calabozo donde tiene un camastro de hormigón cubierto con una frazada que ella misma llevó y un baño donde se ducha diariamente. Pero en ese espacio lúgubre tiene una sola compañía: la Biblia.

Su actividad principal -por no decir que es la única- es leer y releer las páginas del sagrado libro. Diálogos de visita: muy pocos.

"Lee todo el día" , contó una fuente del caso. Sólo interrumpe la tarea de a ratos. Y cuando lo hace es para escribir en hojas sueltas sus ideas para encarar la defensa . La sugerencia fue de su abogado, Claudio Lofvall. Un poco para matar el tiempo y otro para que tenga en claro las cosas que le gustaría decirle a la fiscal del caso, que llamará a indagatoria en breve.

Ella no tiene mal humor ni muestra estar deprimida. Pero está callada la mayoría del tiempo: no habla más que para saludar y pedir a lo sumo algún elemento, confiaron las fuentes.

El tiempo que más habló en la semana que pasó detenida fue el domingo, cuando recibió la visita de su hermano Pablo. El muchacho estuvo dos horas con ella. Es el joven que hace unos días aseguró: "Pongo las manos en el fuego por ella".

Cuando le avisaron que su mamá quería ir a verla no tuvo la misma actitud. Antes de que esta historia aberrante se conociera, habían dejado de hablarse. La relación estaba cortada desde hacía unos tres años.

Estefanía, aún en prisión, pareciera mantener la misma postura, porque no quiso recibirla en su celda. Según contaron, ha pedido que se le diga qué personas quieren visitarla, para ella decidir si entran o no.

En la visita, "Fanny" le habría comentado a su hermano que la angustia muchas veces no la deja comer. Sin embargo, la realidad no parece ser tal. La periodista recibe el almuerzo y la cena que le preparan en el hospital municipal. Toda comida sana. Casi no devuelve nada. Durante el día toma té y para eso pide el agua y los saquitos a los policías.

"La chica no parece estar deprimida, quizás no se dé cuenta aún de lo que le pasa . Está tranquila", aseguraron allegados a la causa. La realidad es que los únicos mensajes que atiende "Fanny" tienen un solo origen: su Biblia.