Contra viento y marea: la historia del argentino que venció al Dakar
Eugenio Favre terminó último, a más de 3 días del campeón, pero debió luchar contra cientos de desperfectos técnicos.
Emprenderse en la aventura del rally Dakar es heroico, sólo para valientes. Cientos de participantes se animan aún a pesar de los riesgos que acarrea, y el riesgo de perder la vida en el intento.
Dentro de la vorágine que genera la competencia, la historia de Eugenio "Rosco" Favre es única y especial. El argentino terminó último, a 72 hs del ganador de la categoría cuatriciclos, Ignacio Casale. Llegó a la meta en 141 hs 48 m 20 s, y con más de 18 hs de penalización.
El abandono fue algo que se le cruzó por la cabeza varias veces. No sólo por el cansancio físico (en su mejor noche durmió 4 horas), sino por los desperfectos técnicos que debió sufrir: terminó con el chasis roto, con una sola luz delantera y con una linterna atada que al cierre ni tenía pilas.
Gracias a la ayuda del público logró escaparle más de 10 veces al camión barredor (recorre cada etapa horas después y, si supera a un competidor, lo elimina): "En Bolivia había casitas de barro, techos de paja y el camión que entraba justito, todos los vecinos hicieron piquete alrededor mío para que no me levanten. Los bolivianos me ayudaron a poner el reflector. Estaban contentos porque los dejé reparar la moto, ellos sienten que trabajaron en un auto del Dakar".
También recibió un guiño desde los organizadores, que lo dejaron desviarse en algunas ocasiones de la pista, porque era de noche y no estaban funcionando ambulancias ni asistencia médico.
"El Dakar es la vida misma con cinco suegras, no podés tener tantas complicaciones. Cada vez que haces un especial decís que no seguís porque te caes, te golpeas, te rompés, te perdés, pero termina y ves al público y te das cuenta que valió la pena", valoró el ganador.