Conflictos comerciales con el mundo
El proteccionismo está provocando graves daños, cuya reparación demandará muchos años y sacrificios.
La política comercial internacional del país viene dando lugar a reclamos de un grupo de 40 naciones miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), a las que se suman las contundentes represalias comerciales concretadas por Brasil como respuesta a disposiciones impuestas bajo presión por el secretario de Comercio Interior, que recayeron sobre alimentos, medicamentos, autopartes y, más recientemente, a miles de otros bienes sujetos a la Declaración Jurada de Anticipación de Importaciones.
Las represalias de Brasil -felizmente, abandonadas- de paralizar el ingreso a esa nación de productos argentinos, entre ellos, papas elaboradas, pasas de uvas, frutas y bebidas disuadieron de la inconveniencia de continuar con la restricción de la importación de carnes porcinas brasileñas.
Estas manifestaciones deberían resultar suficientes para alertar al gobierno nacional sobre la inconveniencia de continuar con estos nefastos procedimientos restrictivos del comercio. Sin embargo, la realidad ha mostrado la variedad de instrumentos proteccionistas de sustitución de importaciones, crecientemente aplicados, tales como la mora en la tramitación de las licencias no automáticas de importación, la valoración aduanera, el comercio compensado y últimamente la sanción del citado régimen de declaración anticipada de importaciones, que implica en muchos casos una prohibición de importar, medida de gravísimas consecuencias.
Esta sustitución tuvo su apoyo en el mundo y en particular en América latina, pero luego se abandonó por la evidencia del fracaso en los países que la mantuvieron. La Presidenta, al incorporarse al G20, firmó esa renuncia al proteccionismo que ahora, para asombro de muchos, florece en su administración.
La citada presentación ante la OMC sería un primer hecho de lo que parece ser una escalada, cuyo segundo y tercer paso fueron las presentaciones en el Comité de Licencias no Automáticas de Importaciones y en el de Inversiones Relacionadas con el Comercio, en cuyo seno las naciones se someten a debates y consultas sobre el tema en cuestión, generalizándose hacia otras restricciones, que también afectan al comercio.
El paso siguiente podría ser una presentación formal de uno o muchos países en el Organo de Solución de Controversias de la misma OMC, cuyo comienzo consiste en una etapa de consultas para intentar acordar una solución. De no ocurrir, los demandantes tienen abierto el camino para pedir la formación de un grupo especial que dictamine, y luego, demandante y demandado pueden apelar.
Las naciones del Mercosur acaban de verificar que desde la principal medida restrictiva de las importaciones del 1º de febrero, las exportaciones desde Brasil y Uruguay a nuestro país disminuyeron en abril, un 23% y un 19,6, respectivamente. Remover los efectos resultantes de tantos desatinos llevará muchos sacrificios durante muchos años.
Las represalias de Brasil -felizmente, abandonadas- de paralizar el ingreso a esa nación de productos argentinos, entre ellos, papas elaboradas, pasas de uvas, frutas y bebidas disuadieron de la inconveniencia de continuar con la restricción de la importación de carnes porcinas brasileñas.
Estas manifestaciones deberían resultar suficientes para alertar al gobierno nacional sobre la inconveniencia de continuar con estos nefastos procedimientos restrictivos del comercio. Sin embargo, la realidad ha mostrado la variedad de instrumentos proteccionistas de sustitución de importaciones, crecientemente aplicados, tales como la mora en la tramitación de las licencias no automáticas de importación, la valoración aduanera, el comercio compensado y últimamente la sanción del citado régimen de declaración anticipada de importaciones, que implica en muchos casos una prohibición de importar, medida de gravísimas consecuencias.
Esta sustitución tuvo su apoyo en el mundo y en particular en América latina, pero luego se abandonó por la evidencia del fracaso en los países que la mantuvieron. La Presidenta, al incorporarse al G20, firmó esa renuncia al proteccionismo que ahora, para asombro de muchos, florece en su administración.
La citada presentación ante la OMC sería un primer hecho de lo que parece ser una escalada, cuyo segundo y tercer paso fueron las presentaciones en el Comité de Licencias no Automáticas de Importaciones y en el de Inversiones Relacionadas con el Comercio, en cuyo seno las naciones se someten a debates y consultas sobre el tema en cuestión, generalizándose hacia otras restricciones, que también afectan al comercio.
El paso siguiente podría ser una presentación formal de uno o muchos países en el Organo de Solución de Controversias de la misma OMC, cuyo comienzo consiste en una etapa de consultas para intentar acordar una solución. De no ocurrir, los demandantes tienen abierto el camino para pedir la formación de un grupo especial que dictamine, y luego, demandante y demandado pueden apelar.
Las naciones del Mercosur acaban de verificar que desde la principal medida restrictiva de las importaciones del 1º de febrero, las exportaciones desde Brasil y Uruguay a nuestro país disminuyeron en abril, un 23% y un 19,6, respectivamente. Remover los efectos resultantes de tantos desatinos llevará muchos sacrificios durante muchos años.