Confirmación e interrogantes
*Por Ricardo Rouvier. El resultado del ballotage ratificó la primera vuelta porteña. La primacía del voto a favor de Mauricio Macri concluyó ayer con una diferencia neta a favor de la reelección del Jefe de Gobierno.
Ambos candidatos lograron superarse respecto del 10 de julio, pero la diferencia fue de escala. Esta ratificación ubica al líder del PRO en candidato seguro para las presidenciales del 2015 y le genera un problema urgente, que es la proximidad de las primarias abiertas dentro de dos semanas, en que esta fuerza política no tiene aún candidato a Presidente.
La fortaleza local desnuda la debilidad nacional, como cuando, a pesar del notable desempeño de Del Sel en Santa Fe, dejó al descubierto su falta de estructura territorial ya que al finalizar la noche se encontró con que no lograba poner un pie en la legislatura local ni en las Intendencias. La oposición se inclina ante el triunfo macrista, y Macri, con el holgado triunfo capitalino en la mano, encuentra a quienes quieren ser sus socios, pero sin la seguridad de que él va a ser el jefe de la oposición al próximo gobierno.
Es indudable que su no presencia en el turno de Agosto y de Octubre detiene un poco la carrera de Macri hacia la presidencia. Y lo obliga a enfrentar la discrepancia en sus propias filas. Para algunos, Duhalde es el socio ideal, en cambio, para otros, es una expresión del pasado, un anacronismo ante la nueva política que preconiza el PRO.
Alfonsín aparece más lejos que Duhalde, a pesar del cable que en esa dirección tiró el dirigente radical con la alianza con De Narváez. Macri puede intentar la neutralidad, pero sabe que los votos se le dispersan en varias direcciones, incluido la porción de los que votan por Cristina Fernández de Kirchner. Tal vez, y considerando la poca afinidad a las estructuras ideológicas y partidarias que muestra esta fuerza y su principal dirigente, sea lo mejor dejar en libertad de acción a sus votantes, con la promesa de volver a reunirnos cuando Macri sea candidato a presidente. Pero para eso, faltan 4 años, lo que en nuestro país es una eternidad.
Finalmente, es muy probable que el frente que el kirchnerismo tiene en la ciudad se sumerja en una dinámica crítica a los sectores y figuras que considera responsables de la derrota. Es también posible que aparezcan nuevas figuras que intenten adecuar más eficazmente los objetivos del gobierno nacional con la Ciudad. Esta articulación, ante una ciudadanía independiente como la porteña, será muy difícil si no se logra generar una fuerza política con un perfil local propio. Esta tensión entre lo nacional y lo local atravesó toda la campaña del FpV y nunca pudo resolverse.