Condensar trabajo y educación
El gobierno nacional implementa desde 2003 políticas públicas que rescatan al trabajo como generador de riqueza, y a medida que avanza en la instalación de un modelo productivo.
Va poniendo en marcha medidas en el área de educación que, en primera instancia ponen en valor y rescatan sistemas, estructuras e institutos que fueron diezmados por las políticas instauradas desde 1976 hasta el 2003.
En ese sentido creemos que se desarrollaron dos de las claves o dimensiones fundantes de un modelo educativo, que haga de la relación entre la educación y el trabajo un eje central para el crecimiento y el desarrollo de una Argentina con inclusión de cara a la nueva Sociedad del Conocimiento.
La primera de ellas es la ley de educación técnico-profesional que garantiza a partir de una participación y discusión amplia, la incorporación en general de la sociedad en su conjunto y en particular de los actores del mundo productivo en el diseño y gestión de las políticas públicas en relación a la díada ET.
La segunda de ellas es la ley de financiamiento de la ETP, que en conjunto a la anterior, dan respuesta a dos cuestiones clave como el necesario anclaje normativo y los aspectos de la financiación que son fundamentales como visión y acción de una política integral e integrada que deje de lado aquellas demandas primarias del sistema educativo que eran reclamadas desde hace varias décadas.
Asimismo la Creación de los Consejos Sectoriales de Certificación y Formación Continua y el Plan Más y Mejor Trabajo ambas iniciativas de la cartera Laboral, amplían los niveles de respuesta y de visión estratégica de la relación mencionada y que sin articularse tratan de dialogar con las claves o dimensiones del mundo educativo. Ahora bien, estos ejes son necesarios pero no suficientes.
Una nueva dimensión que creemos estructurante y cuya implementación dotaría definitivamente de los instrumentos necesarios para dar el salto cualitativo en la generación de un proceso sistémico y permanente en la relación de la educación-trabajo, implica el desarrollo de una nueva institucionalidad articuladora que nazca de un nuevo marco legal.
Por lo tanto, la discusión de una ley nacional de cualificaciones profesionales que permita la construcción de un espacio permanente de diálogo y acción entre el mundo educativo y el mundo productivo, y que articule las demandas de la empresa y de los trabajadores.
También que se sostenga en el marco de una estrategia productiva emanada desde una clara visión de país y con la necesaria conducción por parte del Estado; se hace imprescindible al momento de la búsqueda de síntesis entre el trabajo como concepto amplio asumiendo la cuestión del empleo y la demanda sobre el sistema educativo.
Esta acción conlleva la necesidad de la creación de una Agencia Nacional de Educación Trabajo que permita que los actores sociales y el Estado en su conjunto (educación y trabajo) converjan en un mismo ámbito en la discusión de las políticas de empleo y formación.
Esta instancia de creación de la Agencia se constituiría así en una instancia superadora frente a la multiplicidad de acciones, sistemas y abordajes diseminados en el espectro estatal y privado que ante la falta de un marco de acción, de discusión y articulación común genera una dilución de sus impactos, que por ende no responden a las demandas de la sociedad en su conjunto y a la del adulto/a trabajador en particular; y que en su articulación permitan aumentar en cantidad y calidad el conjunto de capacidades acumuladas que la población argentina ostenta, y que se constituyen en el valor necesario en que las sociedades actuales sustentan su desarrollo.
Esta Agencia bien podría asumir parte de las responsabilidades que tanto hoy desarrollan áreas de los ministerios de Trabajo y Educación, permitiendo potenciar aún más la multiplicidad de acciones que en este sentido hacen los actores sociales legítimos.
La discusión genuina de una ley de cualificaciones junto con la creación de la Agencia ET se sustenta en la idea de condensar los conceptos del trabajo y de la educación, a través del esfuerzo compartido de los actores, las estructuras y sistemas existentes, que al nuevo llamado de la sociedad han seguido y seguirán dando respuesta a la exigente demanda de formación de nuestra población trabajadora.
Por último esta nueva etapa en la profundización de un modelo productivo con inclusión implica que más trabajadores argentinos ingresen al círculo de bienestar de la mano del desarrollo de sus capacidades, que les sean propias y válidas en la defensa de sus intereses y en la construcción de una sociedad.
(*) Directores de la Fundación Uocra