Condenan a ocho años de prisión a un profesor de la Universidad de Córdoba que extorsionaba a alumnos para aprobarlos
Luis Olmedo (70), docente de Microbiología en la Facultad de Odontología de la UNC, fue juzgado y condenado por casos que se remontan a los '90. Los obligaba a asistir a su academia privada.
Luis Augusto Olmedo (70), profesor de Microbiología en la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) fue declarado culpable este miércoles de extorsionar a sus estudiantes, a quienes aprobaba únicamente a los que asistían a su academia privada, una pantalla que los alumnos pagaban con la excusa de recibir un "apoyo" para la materia.
Esta compleja causa concluyó con una condena unánime impuesta por el Tribunal Oral Federal N° 1 de Córdoba que dictaminó que Olmedo sea condenado a ocho años de prisión por el delito de extorsión continuada: es que hubo casos que incluso se remontan a la década de los '90, un delito que se sostuvo durante casi 30 años.
Además, al ya ex catedrático se le impuso una inhabilitación especial de 10 años debido a su abuso de poder de su cargo público.
También se emitieron sentencias para otros dos implicados en el mismo delito. Adrián Oscar Casalis, uno de los responsables de la academia privada, deberá cumplir una condena de cinco años y medio de prisión, mientras que Augusto Massimino fue sentenciado a cinco años de prisión.
A su vez, la exdecana de la facultad, Mirta Mónica Spadiliero de Lutri, fue encontrada culpable de no cumplir con sus deberes como funcionaria pública al no actuar frente a múltiples denuncias de alumnos y profesores. Como resultado, se le impuso una pena de un año y 10 meses de prisión en suspenso, junto con una inhabilitación especial de cuatro años para ocupar cargos públicos.
Dado que la pena es condicional, Spadiliero de Lutri, quien alguna vez ocupó el cargo más alto en Odontología, deberá establecer residencia y seguir las pautas establecidas por el Patronato de Liberados.
Las penas impuestas por el tribunal son similares a las solicitadas por el fiscal General Maximiliano Hairabedian, quien estuvo a cargo de la acusación junto con el fiscal Auxiliar Maximiliano Aramayo. Olmedo y los dos responsables de la academia privada recibieron penas seis meses más cortas de lo solicitado por el Ministerio Público, mientras que la pena de la exdecana coincide con lo que pedía la fiscalía.
Cómo era el método de una extorsión a alumnos que duró más de 30 años
De acuerdo a la investigación, desde una fecha indeterminada en la década del '90 hasta la actualidad, Olmedo abusó de su función mediante distintos actos.
Así, habría ideado un sistema extorsivo por el cual los alumnos de su cátedra se veían obligados a hacer entregas de dinero a Casalis primero, y a Massimino después, para aprobar los exámenes de la materia, exigencia que era cubierta por la fachada de un curso.
De acuerdo con las denuncias, bajo la amenaza que implicaba el condicionante, los alumnos se exponían en muchos casos a ser aplazados de manera indebida por una cantidad indeterminada de veces.
La intimidación, según los fiscales, era ejercida principalmente por Olmedo a través de aplazos sistemáticos, masivos o reiterados a quienes no pagaban la academia.
Los representantes del MPF explicaron que, de esa forma, el docente infundía un temor generalizado entre el alumnado, que se fue consolidando con el paso del tiempo, y resultó altamente efectivo para doblegar la voluntad de los estudiantes para que entregaran dinero a Casalis o Massimino.
En la acusación, precisaron que, desde el año 2000 hasta el 2016, la pseudo academia a cargo de Casalis -que no es profesional médico- funcionaba bajo el nombre de AOC (Apoyo Odontológico Córdoba).
Bajo la fachada de un centro de enseñanza, el contenido de las clases era brindado por Casalis, y era el material que luego Olmedo tomaba en los exámenes.
Abonado el supuesto curso, se le entregaba a los alumnos un "apunte" tomando recaudos para evitar que fuera compartido con otros compañeros que no concurrían a la academia: imprimía el material en hojas oscuras para que no pudiera ser fotocopiado, se numeraba cada copia para identificar a qué alumno pertenecía cada ejemplar, e incluso amenazaba a sus alumnos con que podrían enviar personas a golpearlos o no aprobar nunca más Microbiología.
Este fue el caso de uno de los denunciantes, a quien Olmedo habría aplazado seis veces como represalia por prestar el apunte a un compañero que no podía pagarlo.
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