Con un megaoperativo policial, la marcha al Congreso se desarrolló sin mayores incidentes
Durante la desconcentración, se vivieron momentos de tensión cuando los manifestantes lograron superar una de las vallas instaladas frente al Congreso. Más de 1000 agentes de las fuerzas federales y 900 policías de la Ciudad están desplegados en la zona. En respuesta, el Gobierno decidió no implementar el protocolo antipiquetes y optó por colocar vallas alrededor del Palacio Legislativo.
Tras los incidentes ocurridos el miércoles pasado, jubilados, organizaciones sociales y sindicatos volvieron a marchar al Congreso de la Nación. La protesta, que tuvo momentos de alta tensión, provocó que las inmediaciones del Palacio Legislativo estuvieran cortadas, con un refuerzo de seguridad que incluyó el desplazamiento de alrededor de 350 contenedores de basura, para evitar que sean incendiados como sucedió días antes.
En esta ocasión, el Gobierno determinó no aplicar el protocolo anti-piquetes, lo que permitió que las fuerzas de seguridad permanecieran detrás de las vallas colocadas alrededor del Congreso. La decisión estuvo acompañada de un mensaje claro: “La policía va a reprimir todo atentado contra la República”, que apareció en varias estaciones de trenes, como advertencia a los manifestantes.
En medio de la desconcentración de la marcha, la situación se tensó aún más cuando un grupo de manifestantes logró abrir una de las vallas frente al Congreso. Los manifestantes, que se encontraban amontonados contra las vallas, comenzaron a arrojar botellas a los policías, lo que obligó a los efectivos a utilizar gas pimienta para intentar dispersar a los agresores.
La Policía se encuentra intentando contener la situación, mientras que el caos continúa en las cercanías del Congreso. A pesar de los esfuerzos por parte de las fuerzas de seguridad, las tensiones entre los manifestantes y las autoridades siguen siendo altas, con cada vez más ciudadanos en las calles en medio del conflicto.
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