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Con bronca: Pablo Pérez habló después de la agresión: "Si jugábamos y ganábamos, nos mataban"

"Las agresiones no fueron solamente a tres cuadras de la cancha".

El capitán del equipo dirigido por los Barros Schelotto se llevó la peor parte en el salvaje ataque de los hinchas de River y habló del riesgo que hubiera significado un eventual triunfo de los xeneizes en la final de la Copa Libertadores: "Si jugábamos y ganábamos, nos mataban. Yo ahora no puedo ir a una cancha donde puedo llegar a morir"

"Estoy un poco mejor, aunque me siento con mucha bronca, con tristeza, impotencia. Mañana tengo que volver al sanatorio y ahí me van a volver a ver. Mejoró bastante la visión, pero tengo irritado. Me rozó una astilla del vidrio. Lo que pasó en la cancha de River fue lamentable", relató el volante del club de la Ribera.

El capitán de Boca explicó cómo fueron sucediendo los hechos. "De repente aparecieron 200 personas tirando piedras. Fue raro, no había mucha gente después de pasar el puente, pero toda la gente estaba acumulada en un solo lugar. Fueron tres minutos de locura que no se los deseo a nadie".

Y continuó: "Cuando se golpea un compañero vamos todos a ver lo que pasaba y seguían los estallidos de vidrios constantemente. Todo esto fue muy cerca del estadio, incluso cuando estábamos entrando al Monumental. Yo no soy ningún mentiroso, las agresiones no fueron solamente a tres cuadras de la cancha. Estoy enojado, si me sacaban un ojo después nadie me lo iba a pagar".

Pérez aseguró que las agresiones continuaron una vez que fueron trasladados con Gonzalo Lamardo en una ambulancia al sanatorio Otamendi. "Era una locura, la médica que nos acompañaba tenía mucho miedo. Le tiraban de todo al vehículo y eso también te lo puede confirmar el conductor de la ambulancia".

Jorge Batista, el médico de Boca, amplió esta situación en diálogo con TyC Sports. "Iba en la ambulancia con Pérez y Lamardo, la médica y el chofer. Recibimos tres impactos, uno de ellos muy fuerte y nos agachamos todos porque pensamos que era un tiro. Se lo dije a Daniel Angelici: busquen y periten esa ambulancia".

Según el futbolista oriundo de Rosario, Conmebol los obligó permanentemente a estar preparados para disputar el clásico a pesar de las agresiones. "Es un papelón. Estaba en el hospital y el partido se estaba por jugar. Guillermo me llamó por teléfono y me dijo que volviera en cuanto pudiera, que nos querían mandar a la cancha. Una locura total". El malestar continuó con la entidad que rige el fútbol sudamericano.

"El médico de la Conmebol no me vio nunca, es una vergüenza que firme un papel diciendo que yo estaba en buenas condiciones. Es una locura que diga eso, si yo no veía nada. A ese doctor no lo conozco porque ni siquiera vino a ver cómo estoy".