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Cómplices de la negligencia

* Por Eduardo Adrián Arellano. Los ciudadanos porteños están en riesgo. Los servicios de emergencias móviles no cumplen con los mínimos requisitos para su funcionamiento, actuando con una negligencia que puede provocar graves daños a la salud de los pacientes, incluso la muerte.

El mecanismo de complicidad y negocio es así: según la legislación nacional, una ambulancia, para realizar emergencias, debe disponer de todos los elementos necesarios, como una unidad de terapia intensiva y, especialmente, tener tres integrantes: chofer con registro profesional, médico especialista y enfermero profesional matriculado. Eso dice la ley, pero no se cumple. Empresas como Swiss Medical, Vital, Emergencias SA, e incluso el SAME, no cumplen. ¿Cómo trabajan?

Sólo con chofer y médico. El chofer, que días antes manejaba un taxi o camión, se lo capacita durante dos semanas en conceptos básicos de medicina y se lo manda a la calle a trabajar: atender pacientes graves, administrar medicación, realizar maniobras invasivas a adultos y niños, etc. Todo sucede con la complicidad de la empresa privada (que se ahorra un sueldo), el sindicato de la Salud y el Ministerio de Salud porteño, que habilita las ambulancias.

Las víctimas son los pacientes que reciben una atención por parte de una persona sin conocimiento en salud, poniendo en riesgo su vida. Los propios choferes son obligados a realizar esa actividad (si no, son despedidos) y los enfermeros profesionales se quedan sin su fuente laboral (ya que el chofer es obligado a hacer las dos tareas).

Es una estafa a la población que paga la medicina privada y una traición por parte del sindicato de la Salud a los enfermeros, que son el 70% de los afiliados. Los ganadores, como siempre, son los empresarios y los dirigentes sindicales corruptos.