Cómo sobrevive el ajo a su mala fama
Esta hortaliza es conocida por la intensidad de su sabor y el consecuente aliento que deja una vez masticado, pero ¿cuánto ajo consumen los argentinos al año?
A pesar de algunas supersticiones y una histórica mala prensa debido al mal aliento que deja, el ajo es un excelente alimento. Y, en términos económicos, además, para la Argentina significa un buen ingreso de divisas, porque el país es uno de los principales exportadores de esta hortaliza.
Pero, ¿cuánto ajo se consume puertas adentro? En promedio, los argentinos tienen un consumo per cápita de ajo de 600 gramos por año.
Sucede que entre 2013 y 2016, la Argentina exportó 276.753 toneladas de ajo: 73.413 en 2013, 75.542 en 2014, 67.021 en 2015 y 60.777 en 2016, según datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
En tanto, los principales compradores de esta hortaliza entre los meses de enero y mayo de 2016 fueron Brasil, con 36.623 toneladas, Estados Unidos (4849), Francia (1469),Taiwán (609), México (464) y España (401), según consignó el diario La Nación.
¿Cuál es principal zona productora de ajo en nuestro país? Cuyo. En particular, la provincia de Mendoza concentra más del 88% de la producción nacional (San Juan tiene el 4%, mientras que Buenos Aires, Río Negro y Córdoba reúnen el 8%).
Debido a la importancia del sector ajero, el Estado nacional impulsa su desarrollo a través de organismos nacionales dependientes del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, como el Senasa y el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA).
El ajo es originario del centro de Asia e históricamente es utilizado como un condimento natural en la preparación de alimentos, ya que posee un aceite de olor y sabor característico.
Cuenta, además, con vitaminas A, C y E, enzimas, lípidos y un principio farmacológicamente activo.
Entre los principales beneficios para la salud se destacan sus propiedades antitóxicas, antihipertensivas, anticoagulantes y antirreumáticas. También se le atribuyen beneficios médicos para problemas cardiovasculares, enfermedades infecciosas, cáncer y colesterol.