Cómo será la ejecución del argentino condenado a la inyección letal en Estados Unidos
Se trata de Víctor Hugo Saldaño. Seguramente, la pena se aplique en 2020 pero ya está definido el procedimiento. Los últimos deseos y quiénes pueden estar presentes en el momento de la inyección letal.
Víctor Hugo Saldaño es cordobés y en 1995 asesinó a un viajante de comercio estadounidense en una localidad de Texas. Él acaba de perder su última apelación ante la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. Su ejecución sería inminente pero, según dijo a Clarín uno de los mayores expertos en el tema, será concretada seguramente en 2020.
El prisionero viste, por última vez, su tradicional uniforme blanco. Le sacan las esposas y le preguntan si quiere despedirse con unas palabras. Lo acuestan en una camilla, lo atan y le inyectan la primera sustancia para adormecerlo. El final llega con una nueva droga que le paralizará definitivamente el corazón. Sólo algunos invitados pueden observar la escena desde otra habitación, a través de un vidrio.
Así es cómo ejecutan en Texas, el estado con más condenados a la pena capital en todo Estados Unidos. Así es como, si no recibe un improbable indulto del gobernador, terminará su vida Víctor Saldaño, el argentino que permanece en el corredor de la muerte desde hace casi dos décadas.
Abogado, Kenneth Williams es profesor en el South Texas College of Law, y ha escrito decenas de libros y artículos sobre la pena capital. Conoce bien el caso de Saldaño y señala que “salvo un milagro”, no hay chances de que pueda eludir la ejecución. Podría quizás tener una última oportunidad con un indulto del gobernador, el republicano Gregory Abbott, pero es un recurso que raramente prospera, asegura.
Para comenzar a activar el proceso de ejecución, el juez primero debe fijar una fecha, algo que todavía no ha hecho, dice Williams. En el período entre el día de Acción de Gracias (el 28 de noviembre) y Navidad, no se concretan las penas. Además, hay 5 personas que ya están con fecha fija. Según la página del Departamento de Justicia criminal de Texas, la última programada es para el 29 de abril del 2020, para un hombre que robó y mató en 1993. Recién después le tocaría a Saldaño.
Según el procedimiento habitual, una semana antes de la fecha señalada, el condenado debe ser trasladado desde su unidad penitenciaria (Saldaño está confinado en Livingston) a otro complejo ubicado en Hunsville, donde se ejecutan las penas capitales del estado.
Allí los condenados tienen derecho a cumplir sus últimas voluntades. En general, cuenta Williams, piden que los visiten amigos o familiares o ellos mismos los llaman por teléfono sin tantas restricciones horarias. Muchos solicitan la compañía de un religioso. La mayoría pide comida especial, generalmente carne o langostinos, en una última cena antes de la ejecución.
El procedimiento final suele suceder por la mañana, el día señalado. El recluso llega a una habitación pequeña y despojada, de unos 5 por 3 metros, pintada de verde, donde hay una camilla con cinturones para aferrar al condenado. Un experto, cuyo nombre permanece en secreto, controla todo. Antes de comenzar se le pregunta al prisionero si quiere pronunciar unas últimas palabras. Luego se le aplica una primera inyección en el brazo, con un medicamento para dormirlo, y finalmente la solución letal. Las drogas que se le suministran permanecen en secreto en Texas, pero se estima que la sedación es a través de pentobarbital.
La escena es observada detrás del vidrio por un grupo de personas invitadas. El condenado también puede verlas a través de la ventana en ese momento final. El tiene derecho a pedir la asistencia de, como máximo, 5 personas, que generalmente son familiares, amigos, abogados o religiosos.
Pero hasta 5 familiares de la víctima también pueden presenciar la ejecución. “Generalmente asisten los parientes de las víctimas. La mayoría de las veces los condenados pierden contacto con sus familias después de tanto tiempo en prisión”, explica Williams.
Una vez terminado el proceso, los familiares pueden pedir llevarse el cuerpo. Pero, según el experto, como eso en general no ocurre, quedan finalmente sepultados en el cementerio del penal.
El estado de Texas ya ha sido responsable de 7 de las 17 ejecuciones en todo Estados Unidos en lo que va del año. Williams alerta: “Sigue arraigada la discriminación en el proceso legal. Todavía no se ha podido detener esta tendencia y en Texas más que en cualquier otro estado el porcentaje de ejecutados son en su mayoría afroamericanos o latinos. Aquí tenemos una sociedad racista y esto se refleja en una pena de muerte racista en los Estados Unidos”.
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